Hace ya algún tiempo que el Mercosur viene amenazando o simplemente tal vez, anunciando, un potencial acuerdo de libre comercio con Singapur. Sin embargo, poco o nada se escucha, y si ha existido algún avance no ha salido a la luz ni siquiera tímidamente.
¿Cuáles podrían ser los sectores de interés para Singapur en la Argentina a los efectos de generar inversión directa extranjera (IDE)? Para empezar, podemos decir que el PBI per cápita de dicho país supera ampliamente los US$80.000 y hoy es miembro del RCEP o “Regional Comprehensive Economic Partnership”, un acuerdo entre 15 países de Asia y el Pacífico que engloba ni más ni menos a un tercio de la población mundial, un tercio del PBI mundial y un tercio del comercio mundial. En pocas palabras, es el bloque comercial más relevante del mundo, mientras que de nuestro lado, el Mercosur, representa el bloque comercial más irrelevante del planeta con una participación global del comercio de un 3%, siendo su mayor exponente, obviamente, Brasil.
Singapur es un país marítimo con un enorme expertise en operaciones portuarias de clase mundial, una muy importante industria de la construcción de plataformas de exploración y explotación de recursos offshore, un nivel educativo tecnológico de excelencia, una industria naval muy ligada a la reparación y reconversión, un importante polo petroquímico de producción y distribución marítima en todo el sudeste de Asia, una industria electrónica y farmacéutica muy desarrolladas, y la lista continúa.
Seatrium, una corporación de actividades de construcción y explotación de recursos offshore ha sido recientemente conformada por la unión de Keppel Offshore & Marine y Sembcorp Marine, con operaciones y estructura propia en Brasil – a partir de su desarrollo en offshore oil & gas – China, Japón, Indonesia, Filipinas, además del Reino Unido, Noruega y Estados Unidos. Queda claro que el tema oil & gas resulta muy movilizador para la empresa, tanto como para nosotros captar jugadores de este calibre en el Mar Argentino así como también operar vía Singapur para entrar al RCEP con toda una oferta exportable primaria y agroindustrial de clase mundial.
A nadie se le escapa, y seguramente tampoco a esa compañía, que buena parte de su estructura física se encuentra en una de las regiones más inestables del planeta, es decir lo que se conoce como el “South and East China Sea”, lo cual sin duda podría ser una carta fuerte a jugar por la Argentina para captar capitales productivos relacionados a los recursos del mar, conjuntamente con una estrategia de integración industrial, siendo este último punto tan buscado por los industriales argentinos.
Más allá de eso, cabe destacar que China está desarrollando sin prisa pero sin pausa, varios corredores logísticos terrestres que la unen con Rusia, Asia Central, Turquía y una vez más, la Unión Europea, bloque económico que pareciera no comprender que China puede ser otra Rusia en lo que respecta a los daños infringidos por una errónea estrategia de dependencia energética. Ahora bien, ¿por qué China desarrolla corredores terrestres hacia el oeste e intenta reducir su dependencia del abastecimiento marítimo? ¿No será que China, una vez que se asegure el correcto funcionamiento de dichos corredores, proceda con Taiwán, las Spratly Islands y las Paracel Islands? Estas islas son reclamadas por casi todos los países del área y, en la mayoría de los casos, China hace caso omiso de los mismos y además, reclama la correspondiente Zona Económica Exclusiva la cual, en muchos casos, se trata de islas artificiales construidas sobre atolones o arrecifes semi sumergidos. Es decir, asentamientos, ocupación y construcción ilegal según la Unclos o Ley del Mar.
¿Acaso Singapur ignora estos movimientos? ¿Acaso Singapur ignora el potencial de una Argentina repleta de recursos en donde además, el concepto de “source security” o seguridad de la fuente califica muy arriba en virtud a que estamos lejos y afuera de las tensiones Este-Oeste? Seguramente que no. Ahora bien, la Argentina, dentro o fuera del Mercosur debe tomar acción inmediata para posicionarse como un sitio seguro, alejado de los conflictos, y con grandes oportunidades de inversión y desarrollo, sobre todo a partir del RIGI y desregulaciones futuras.
Aunque también hay que decirlo, pareciera que a Brasil le conviene una Argentina, pequeña, mediocre, ensombrecida por su pasado y sin proyección internacional. Es por eso que la última propuesta de Cancillería de desmarcarse del Mercosur para poder cerrar acuerdos libremente, pareciera ser el camino correcto. La Argentina debe moverse rápida y tácticamente. Es el momento.
El autor es director de la Especialización en Comercio Internacional de la Universidad Austral y presidente de Southmark Logistics