viernes, 4 octubre, 2024

Tasa vial e impuestos: por qué la nafta cuesta más cara en las provincias

Con el aumento a partir de este lunes, de menos un 4,3%, un litro de nafta súper en la Ciudad de Buenos Aires pasa a costar más de $ 800 por litro. En algunas ciudades del Interior, como en Posadas (Misiones), se puede conseguir a más de $ 950. La brecha de casi 20% puede ser mayor en pueblos aislados del Interior, pero la diferencia entre los valores de los mismos combustibles se repite en todo el país.

Hay factores que lo explican: las petroleras históricamente apuntaron al «costo logístico» de trasladar la nafta y el gasoil desde las refinerías. Además, la competencia es mayor en los centros urbanos que en otras localidades, lo que tiende a bajar los precios para que las marcas ganen porciones de mercado.

Y ahora los dueños de las estaciones de servicio sostienen un nuevo motivo que encarece los combustibles: las tasas municipales que se empezaron a multiplicar en el Conurbano bonaerense y el Interior.

Los estacioneros nucleados en la Confederación de Entidades del Comercio de Hidrocarburos y Afines (Cecha), que agrupa a las 5269 estaciones del país, miran con desconcierto cómo cada vez más intendentes van aplicando en sus tierras la «tasa vial» o con nombres similares sobre el consumo de combustibles, sin afectación específica y con una doble imposición sobre el mismo hecho.

Es que, dicen, la tasa vial es inconstitucional y no se ajusta al régimen de coparticipación, donde los impuestos nacionales a los combustibles -que se ajustan mensualmente desde febrero a junio este año y provocan aumentos constantes- se distribuyen en un 10,4% a las provincias, y de ahí a los municipios para obras de Vialidad, infraestructura y energía eléctrica.

Hay algunos intendentes que cobran un valor fijo sobre el precio final de los combustibles, que siempre encarece la nafta y el gasoil a los consumidores. Y otros que programaron una alícuota fija, por lo que no se licua si hay atraso de los precios frente a la inflación.

En municipios como José C. Paz, la tasa vial escala hasta $ 9,28 en los líquidos (en torno al 1% del precio) y a $ 6,37 en el Gas Natural Comprimido (GNC) vehicular. En San Isidro, la tasa se llama «por servicios de protección animal» y es de $ 3 por litro.

Mientras tanto, en Pinamar la alícuota es del 3% y la nafta súper va de $ 967 a $ 994, por lo que el municipio percibe más de $ 30 por litro de combustible vendido, teniendo en cuenta que las otras variedades son más caras.

Esta voracidad fiscal es leída como una «avidez extorsiva» entre los estacioneros, que van masivamente a la Justicia y quieren involucrar en su batalla a las Organizaciones No Gubernamentales (ONG) dedicadas a la defensa de los consumidores.

A su vez, cuentan que en Rosario el intendente Pablo Javkin aprobó una tasa vial del 1,6%. A propósito, esta semana las estaciones de servicio volvieron a funcionar en el turno noche tras el crimen del playero, presuntamente por un sicario contratado por el «narcoterrorismo«.

Existe una honda preocupación de los dueños de las estaciones de servicio por la seguridad de sus empleados, así como por las extorsiones y amenazas. Por eso le pidieron una reunión a la ministra Patricia Bullrich y esperan su convocatoria, en la que ofrecerán sus instalaciones como posible base logística de las fuerzas de seguridad (baños, café y otros servicios útiles).

La crisis económica y su impacto en los combustibles

Desde noviembre, los precios de la nafta y el gasoil acumulan una suba de 220% en apenas cuatro meses. En aquel momento, estaban en el valor más bajo de los últimos 30 años, según el consultor Nicolás Arceo, de Economía & Energía; mientras que el mes pasado apenas estuvieron 7,5% por debajo del promedio de los últimos 14 años.

La contracara es la caída del consumo de combustibles de un 4,93% interanual entre enero y febrero.

Según datos de la Secretaría de Energía, en el primer bimestre de 2024 las ventas al público de gasoil grado 2 retrocedieron 3,14% anual; las de gasoil grado 3 (diésel premium), 6,3%; y las de nafta grado 3 se derrumbaron un 21,49%. Solo creció la venta de nafta grado 2 (súper) un 0,73%, por el efecto del movimiento de la demanda hacia opciones más baratas.

Esto implica un problema de rentabilidad para el sector, pues cobran 9% por los combustibles grado 2 y un 10,27% por los grado 3, más caros.

Para este cuadro se conjugaron los aumentos, el cierre de la brecha con países limítrofes, que redujo la demanda de Chile, Paraguay y Brasil (en Posadas bajaron 37% las ventas de nafta y 42% de gasoil en estaciones de servicio) y el corrimiento del canal minorista al mayorista -que habitualmente es más barato, pero el año pasado a partir de agosto quedó más caro-, luego de que se «normalizaran» los precios.

En el inicio del año YPF ganó participación de mercado (market share), del 53,42% al 57,66%, y todo el resto de sus competidores retrocedió. Esa tendencia se habría moderado en marzo, según fuentes del sector.

Cada estación de servicio tiene que vender al menos 250.000 litros mensuales para llegar al punto de equilibrio. De acuerdo a lo que dicen en las cámaras, el 45% no llega a compensar sus costos, que se vieron también incrementados por un aumento de tarifas eléctricas superior al 170% y la paritaria de los empleados, que superó a la inflación y llegó al 298%. Un playero gana aproximadamente $ 1 millón de salario básico.

SN

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