Gregorio de la Vega, el reconocido artista chamamecero que falleció a los 93 años en la ciudad de Rosario, fue despedido con música tarragosera y descansa donde él mismo eligió: junto al maestro Tarragó Ros, en el cementerio de Curuzú Cuatiá. “Lo que se vivió fue muy emotivo”, expresó la directora de Cultura y Turismo, Virginia Aguirre Talamona.
Al momento de depositar sus restos, los músicos que lo acompañaron hasta su morada final interpretaron varias canciones de Tarragó Ros y se escucharon varios testimonios de sobre el «gran discípulo del Rey del Chamamé», como se conocía a Gregorio de la Vega.
De este momento también participó su viuda, Margarita de la Vega, quien lo acompañó desde Rosario, ciudad a la regresó tras las ceremonias pertinentes y tras cumplir el último deseo del artista que fue descansar en el Sucursal del cielo.
Sus restos fueron depositados a los pies de los de Tarragó Ros y Edgar Estigarribia, siendo tres figuras icónicas del chamamé que descansan en tierra curuzucuateña y en el mismo mausoleo.
“Para la ciudad es muy importante asumir la responsabilidad de quedar al resguardo de la cultura chamamecera y sobre todo, de los restos de artistas que forjaron y defendieron el estilo tarragosero”, recalcó Aguirre Talamona.
Cabe destacar que los restos de Gregorio de la Vega salieron desde Rosario y antes de llegar a su morada final recibieron un homenaje previo en la Ruta N° 32 donde artistas referentes de diferentes ciudades de la provincia de Entre Ríos, esperaron el paso del vehículo que lo trasladaba.
Algunos de ellos incluso, se sumó a la caravana para estar en el responso. A ese momento también se sumaron vecinos de ciudades como Mercedes y Sauce, así como músicos locales que le rindieron homenaje en la Parroquia Nuestra Señora del Pilar.