miércoles, 23 octubre, 2024

Somos imágenes de Dios, no podemos caminar agrietados, advirtió el Obispo

Curuzú Cuatiá celebró el sábado 12, a su Patrona la Virgen del Pilar. La jornada, marcada por la devoción y el fervor de los fieles, contó con la participación de la comunidad, desde la emotiva Cantata a la Virgen para recibir el día litúrgico, hasta la misa central y la procesión, presididas por el obispo diocesano monseñor Adolfo Canecín junto al párroco Juan Carlos López, y otros sacerdotes.

Canecín abrió su mensaje citando al querido Padre Julián Zini, recordando su llamado a la fraternidad en tiempos de creciente violencia social y política. «Convéncenos de que por tener un Padre Dios somos hermanos», expresó el Obispo, haciendo eco de la letra de un chamamé del Padre Zini. Enfatizó en que, como hijos de un mismo Padre, «de esa experiencia filial brota la fraternidad».

ANDAR

JUNTOS

El llamado del Obispo a la unidad resonó con fuerza en un contexto social complejo, en la provincia y particularmente en Buenos Aires, donde las divisiones políticas tienden a exacerbar las tensiones. «Como imágenes de Dios y de la Trinidad, no podemos caminar divididos ni confrontados», señaló. Este mensaje, de gran relevancia, busca promover la paz en medio de las dificultades, tanto a escala local como nacional.

En su homilía, también hizo referencia al Sínodo sobre la sinodalidad que se celebra en Roma, destacando su enfoque en la «comunión, misión y participación». Describió este proceso como una «gran oportunidad» para la Iglesia, subrayando la necesidad de aprender del ejemplo de la Santísima Trinidad: «Queremos aprender de Dios que caminan juntos el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, y nosotros que somos imágenes de la Trinidad no podemos caminar divididos o fragmentados».

HACIA EL

BIEN COMÚN

En esa misma línea, el Obispo enfatizó en la importancia de trabajar juntos para alcanzar el bien común, utilizando una frase que resonó entre los presentes: «El que quiere llegar rápido camina solo, y el que quiere llegar lejos camina con otro». Remarcó, a su vez, que la sociedad debe caminar unida para lograr metas colectivas y duraderas: «El horizonte es el bien común, que es el mayor de los bienes».

UN LLAMADO A

SER ARTESANOS

DE LA PAZ

Otro de los puntos centrales del mensaje fue el llamado a la paz. «Somos expertos en hacer la guerra», dijo el Prelado, lamentando que las acciones más costosas de la humanidad sean aquellas que involucran la fabricación de armas. Frente a esta realidad, Canecín destacó que «el hijo de la Virgen María es nuestra paz», y exhortó a los presentes a convertirse en «artesanos de paz», recordando que «nadie da lo que no tiene. Tenemos que tener a Jesucristo en nuestras almas para ser constructores de la paz».

Finalmente, habló del «clamor de la tierra y el clamor de los pobres», advirtiendo que a menudo se naturaliza el sufrimiento de ambos. «La tierra gime, esperando liberarse de la esclavitud a la cual la hemos sometido nosotros», expresó, en un claro y contundente un llamado a la reflexión sobre el daño ambiental provocado por la búsqueda desmedida de beneficios económicos.

El Obispo concluyó su mensaje poniendo todo en manos de la Virgen del Pilar, rogando por la unidad de la comunidad y el fortalecimiento de la Iglesia: «Queremos ser esa Iglesia que Cristo soñó al fundarla, una Iglesia sencilla y ministerial».

De esta festividad tan cara a los sentimientos de la comunidad curuzucuateña participaron todas las autoridades municipales, representantes de las fuerzas vivas de la ciudad y de seguridad encabezados todos por el intendente José Irigoyen.

El padre Ariel Giménez presentó su libro: La Cruz Gil

CURUZÚ CUATIÁ. El sacerdote Jorge Ariel Giménez, presentó su libro La Cruz Gil, durante la Fiesta Patronal de ésta ciudad, con el acompañamiento de autoridades municipales, el actual párroco de Nuestra Señora del Pilar, Juan Carlos López, otros sacerdotes, religiosas y la comunidad.

La velada tuvo lugar en el salón San Antonio, contó con un espectáculo chamamecero, y se brindó una reseña sobre el contenido de esta propuesta editorial que invita a la reflexión sobre un fenómeno de fe popular que creció con el tiempo y trasciende fronteras visibles e invisibles.

El libro está prologado por el actual obispo de la Diócesis de Goya, Adolfo Canecín y por el obispo emérito, Ricardo Faifer, en él refleja la actitud de un pastor sensible a las profundas raíces culturales religiosas de nuestra región, fecundadas por la fe cristiana y católica.

En este trabajo reunió valioso contenido sobre La Cruz Gil, notable fenómeno de piedad popular.

Ahora, lo ofrece como una respetuosa aproximación, para comprender, valorar esta devoción y ayudar a su discernimiento pastoral. «Se trata de mirar la realidad con los ojos de Dios», señala el prólogo.

«Un pastor debe discernir con la mente abierta y un ‘corazón que escucha’. Se trata de seguir e imitar a Jesús, Buen Pastor, quien redime desde dentro», agrega.

«Concretamente sobre esta devoción debemos reconocer los valores expresados en ella y también los antivalores que se han ido mezclando por distintas razones. Pero debemos reconocer que lo que no se asume no puede ser purificado: es la Ley de la Encarnación. Agradecemos al padre Ariel su trabajo y lo alentamos a que continúe su búsqueda», continúa.

La temática del libro está estrechamente relacionada con los agentes pastorales que cuidan el predio de la Santísima Cruz y acompañan a los peregrinos de la Cruz Gil.

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