En medio del acercamiento del gobierno Nacional a Israel y a Estados Unidos, Sergio Bergman se mostró de acuerdo con el alineamiento y consideró que le permite a la Argentina “ver cómo evoluciona el nuevo orden mundial». Por otro lado, el exministro de Ambiente criticó la mirada negacionista de Javier Milei hacia el cambio climático y sostuvo que es “un error no tomar en cuenta estos acuerdos globales”. “Es otro indicador más del alineamiento con la política de los Estados Unidos”, analizó en Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio JAI (FM 96.3).
Sergio Bergman es rabino de la sinagoga de la Congregación Israelita Argentina. Fue ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible de 2015 a 2019, diputado nacional por la Ciudad de Buenos Aires en 2013 y legislador de la Ciudad en 2011.
¿Cómo fueron estos años en Israel? ¿Qué está haciendo allí?
Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
En este instante están sonando las alarmas en Tel Aviv. Aún en Tel Aviv, sigue habiendo esta situación de exposición frente a los ataques orientados desde el financiamiento del nuevo orden mundial.
Cuando termine mi gestión en 2019, fui designado presidente de la Unión Mundial del Judaísmo Progresista. Esta organización global tiene sede en Nueva York y central en Israel, y federa y nuclea a más de 2 millones de judíos liberales progresistas en el sentido de la práctica de nuestra religión. En mi carrera y trayectoria rabínica es un importante reconocimiento.
Luego de cumplir con mi función pública, decidí volver a mi raíz y a mi vocación. Nunca fui bien interpretado porque siempre entendí que mi función en lo público tenía que ver con mi función rabínica, que nunca abandoné. En este caso, mi función rabínica es mundial, y al cumplir mi mandato, espero retornar a la Argentina.
Macri se diferenció de Milei y defendió la agenda ambiental: “Se necesitan leyes específicas»
La vocación progresista en el ejercicio de lo peligroso, ¿guarda un parangón con una vocación progresista también en lo social?
Sí, lo que ocurre es que deberíamos volver a definir lo que significa el progresismo. Nosotros lo aplicamos por cómo interpretamos la tradición religiosa judía, y no en términos políticos o económicos.
Hay un punto de conexión porque, en este sentido, el progresismo no tiene que ver con izquierda y con derecha, sino con la evolución. Es algo que se modifica y que se adapta, y este elemento es fundamental para la tradición judía para hacer la distinción entre judios que se auto segregan, y entienden que la manera de preservar el judaísmo es aislándose de las sociedades en las que vivimos, y nuestra posición, que no confunde asimilación con integración.
Nuestro progresismo está en la visión de que el judaísmo debe aportar en las sociedades en las que vivimos, y que la manera de presentar nuestra identidad no sólo tiene que ver con una visión particular judía, sino su proyección por lo universal. Esta tradición liberal no está asociada a ningún partido político.
¿El antónimo de progresista sería conservador?
La mayor parte de los judios no son religiosos porque el judaísmo no es sólo una religión. Para entender el paradigma, es más apropiado tomar al judaísmo como una civilización que fue en su origen religiosa pero luego se transformó en cultural, nacional y en una identidad plural.
No hay una sola forma de tener identidad y practicar el judaísmo, pero al mismo tiempo, en función de cómo entendemos el judaísmo, conservador y ortodoxo son otras denominaciones de la práctica religiosa judía.
Más del 80% de los judíos son culturales y seculares, que si bien toman serviisos religiosos de algunos de estas denominaciones, como ortodoxos o reformistas, estas definiciones en si mismas no restringen las libertades individuales de cómo los judíos deciden practicar la religión.
Un judío que niega hasta el mismo Dios sigue siendo judío porque no hay un dogma fundante, sino que hay una práctica vinculante, y las prácticas son multiples y diversas.
Escuché reflexiones respecto de la conveniencia de que el presidente Milei adopte posiciones de defensa del judaísmo con mucha decisión que pueden generar el efecto contrario en aquellos que no lo apoyan. ¿Qué oportunidades y amenazas implica tener un Presidente tan identificado con la causa judía?
Yo haría una diferencia entre lo que el presidente dice y lo que hace. En este caso, un alineamiento en la política internacional con EE.UU e Israel, pone a la Argentina en un lugar donde hay una oportunidad de ver cómo evoluciona el nuevo orden mundial.
Todas las opiniones sobre las religiones me parecen respetables, pero el análisis público tiene que ver con las políticas de Estado. Después de 20 años de política pública, salvo en el gobierno de Mauricio Macri, que tuvo una posición de volver al mundo, nada pendular es bueno. Después de 20 años de kirchnerismo, es bueno que el país esté alineado con EE.UU e Israel.
Pongo el alineamiento con Israel en el contexto de algo más global, y no solamente como un país. El alineamiento con EE.UU e Israel es el alineamiento con una línea política internacional. No lo veo como una afiliación en relación con el judaísmo.
Elizabeth Peger: Hay una inquietud importante entre el distanciamiento del Gobierno con los objetivos de la Agenda 2030 en materia ambiental. ¿Cuál es tu análisis sobre esto?
No coincido con su postura, pero hay que ponerla en contexto. Antes de que Mauricio Macri asumiera la presidencia en 2015, el kirchnerismo no apoyaba la firma del Acuerdo de País.
La innovación la hizo el gobierno de Mauricio, y no con la idea de una agenda progresista, reivindicatoria, verde y ecologista, sino con una agenda de inserción en los mercados internacionales, para que las políticas públicas permitieran romper las barreras arancelarias para ingresar los productos argentinos en los mercados internacionales.
Argentina, único país que rechazó junto a Israel promover en Oriente Medio una zona libre de armas nucleares
Es un error no tomar en cuenta estos acuerdos globales que tienen que ver con el cuidado de la casa común. En mi opinión, es otro indicador más del alineamiento con la política de los Estados Unidos, y ahora más alineado con el gobierno de Trump, que tiene esta misma idea.
Me gustaría conversar con los funcionarios de este Gobierno y explicarles que no es una agenda reivindicativa del wokismo, del progresismo o del socialismo, sino que es el sentido común de hacer lo que corresponde porque es irrefutable el efecto degradador del medioambiente.
La política ambiental no es una política de la ecología, sino que es una política de derechos humanos porque los que menos tienen son los que pierden todo cuando se degrada el ambiente.
EP: En un problema no reconocer los efectos del cambio climático, porque desde que uno establece esa posición, no define medidas…
Desde que este Gobierno anunció su acuerdo de la libertad, pero uno es libre cuando respeta la ley. El cambio climático no es el problema, es el síntoma y es necesario reconocer que se genera por los combustibles que utilizamos, la deforestación o cómo distribuimos energía.
Si analizas este Gobierno, se ve exitoso porque resuelve la macroeconomía, mientras que en la micro, a la gente se le hace difícil vivir. El argumento que utilizan es que no les preocupa la micro porque decidieron resolver la macro. Con el cambio climático pasa algo similar, dado que este Gobierno tiene otras prioridades, como la de alinearse con las agendas globales que niegan el cambio climático.
Otra polémica en la ONU: Argentina fue el único de 169 países en votar contra los derechos de comunidades indígenas
Le deseo éxito al Gobierno en estos cuatro años porque si las políticas no son globales, ningún país puede revertir esta tendencia. Lamento que no se hagan los esfuerzos que hicimos, como firmar el acuerdo de París o establecer la ley de Cambio Climático. Lamento que ese trabajo se pierda, pero no pierdo las esperanzas de que se va a retomar una vez que Argentina ponga en orden sus macrovariables.
TV