sábado, 21 diciembre, 2024

Inteligencia artificial, desinformación y adicción a los celulares: las predicciones de Werner Vogels, el «cerebro tecnológico» de Amazon

─Luego de 20 años en Amazon, tengo una buena cantidad de historias para contar.

Werner Vogels es una eminencia de la tecnología. Durante los días que duró AWS re:Invent, la conferencia anual de la división de computación en la nube de Amazon, hubo gran expectativa por su charla. Fue el jueves pasado, frente a más de 10 mil personas, en el centro de exposiciones del hotel Venetian en Las Vegas. Y lo que todos esperaban de esa charla fue lo mismo de cada año: sus predicciones.

Como CTO de Amazon, esto es, jefe de Tecnología de una de las empresas más grandes y poderosas del mundo, Vogels analiza el estado actual de la industria tecnológica y, con esta base, anticipa hacia dónde va el mundo tech los años siguientes. Arriesgado, en tanto pocos tecnólogos serios predicen el futuro, aunque más que futurología lo de Vogels es análisis crítico y pensamiento incómodo.

Su charla, (o “keynote”, como se dice en estos eventos) duró cerca de dos horas y fue la última de todas en re:Invent, una conferencia que muestra la escala de lo que es AWS, la división de Amazon de cloud que empezó como una aventura arriesgada de Jeff Bezos y hoy una parte fundamental de la infraestructura sobre la que corre internet en el mundo.

Más de 60 mil personas se reúnen de manera presencial en Las Vegas todos los años, casi medio millón online, para asistir a charlas y sesiones de entrenamiento, actualizarse y enterarse de las novedades, pero sobre todo para hacer lo más importante de todo: networking, conocer a quienes usan estos servicios alrededor del mundo y aprender a usar nuevas herramientas.

Luego de su conferencia, Vogels habló con Clarín, La Nación y el medio brasileño IT Forum, para ampliar algunas ideas sobre sus predicciones: en qué estado está todo el humo que levantó la inteligencia artificial, qué sucede con la adicción a los teléfonos celulares y las preocupaciones principales sobre las tecnologías que se desarrollan en Silicon Valley.

La IA en 2024: “El humo está bajando”

Werner Vogels, CTO de Amazon, un veterano de la industria. Foto: Noah Berger

─¿Dónde estamos parados, dos años después de la explosión de la IA generativa para las masas, con la inteligencia artificial?

─Creo que la IA generativa tuvo una curva diferente respecto de otras innovaciones tecnológicas del pasado. Si nos fijamos en cómo se adoptan las tecnologías, por lo general tardan mucho tiempo en volverse masivas: normalmente el trabajo comienza en el laboratorio, se consiguen los primeros usuarios (early adopters) y luego se sale a buscar un grupo más grande. Las cosas suelen tardar años, pero en esos años tenés la capacidad de educar a tu público sobre cuáles son las capacidades de esa nueva tecnología.

─Cosa que no pasó con la explosión que generó ChatGPT a fines de 2022.

─Exacto, una de las cosas que pasó con la IA generativa fue que de repente se lanzó al público en general sin ninguna advertencia, sin ningún tipo de educación. Entonces creo que fuimos intentando ponernos al día desde el lugar de empresas que sienten que tienen una mayor responsabilidad en la forma en que se utiliza la tecnología, en lugar de limitarse a acaparar el mercado.

─¿Qué problemas generó esta adopción violenta de la IA por parte de los usuarios?

─De todo tipo, desde desinformación (ver abajo) hasta gobiernos que no saben qué hacer con esto. Es por esto que en algunos casos aparecieron restricciones. Te pongo un ejemplo, si nos fijamos en los primeros años de la computación en la nube, tuve que pasar mucho tiempo hablando con los gobiernos o los reguladores explicando realmente las capacidades de la nube, porque ellos decían: “No, nuestra organización no puede utilizar la nube”, como sucedió en los Países Bajos, donde el Banco Central prohibió su uso en los comienzos. Pero entonces, educando sobre las capacidades y el tipo de principios de seguridad y la información que estaba disponible en cloud, las entidades del Estado se dieron cuenta de que tal vez AWS sí era un buen entorno para la banca. Pero pongo esto como ejemplo: necesitás un ciclo de educación, y lo mismo ocurre con GenAI.

─¿Hubo un entusiasmo desmedido por esta tecnología?

─Sí, pero creo que ese humo [hype] por la inteligencia artificial está empezando a bajar, sobre todo porque muchos de nuestros clientes están diciendo: “Bueno, ya creé este chatbot… ¿Y ahora? ¿Para qué lo hice?”.

─Durante tus charla hablaste, sin embargo, de aspectos positivos de la IA generativa que hoy ya son moneda corriente en algunos casos de uso.

─Claro, hay muchas áreas en las que hay mucho trabajo automatizable. Pensemos, en el desarrollo de software es en una de esas áreas donde hay mucha labor repetitiva. Creéme que si sos ingeniero y tenés que dar soporte a una migración, tenés que actualizar todas las librerías, hacer cambios en las aplicaciones, chequear que todo funcione. Es muy tedioso y, a fin de cuentas, es estar ocupado todo el día en tareas estúpidas que se pueden automatizar. Para eso ha sido una gran aliada la IA. Es como buscar una aguja en un pajar: tu mejor herramienta es un imán. El aprendizaje automático y la IA son el imán para encontrar el protocolo que necesitás a través de tus datos.

─A nivel técnico se focaliza mucho en el poder de procesamiento que demanda la IA generativa. ¿Qué podés decir del almacenamiento de los datos, del cual no se habla tanto?

Nada de esta IA tiene futuro si no hay datos. La razón por la que hacemos esto de la IA es porque nuestro sistema de datos se está volviendo demasiado grande. Si pensamos en los años 90, también creamos muchos datos, pero descartábamos la mayoría porque el almacenamiento físico era caro, así que solo nos quedábamos con lo que sabíamos que podía darnos las respuestas que buscábamos. Hoy por hoy tenemos tantos servicios que se empezaron a crear bases de datos relacionales, entonces empezamos a guardar esa información que nutre a los sistemas de machine learning.

─El almacenamiento se abarató mucho, también.

─Claro, de repente pudimos guardarlo todo. Pero en muchos casos no sabíamos qué hacer con esos datos, qué tipo de preguntas queremos hacer. Es algo con lo que tenemos que experimentar. Así que la AI es una herramienta que ayuda a explorar los datos, a buscar respuestas. Podemos utilizar interfaces de lenguaje natural fácilmente, pero en esencia lo que ocurre por debajo es exactamente lo mismo que hace cinco años, cuando utilizábamos el machine learning de forma más específica, diciendo “buscá esto o buscá lo otro». Tenemos los datos, la respuesta puede estar ahí… Bueno, vamos a intentar buscar los datos. Podemos automatizar eso cada vez más.

La responsabilidad de las fake news: los tecnólogos

Vogels habló en re:Invent 2024 de seis conceptos para simplificar el trabajo. Foto: Noah Berger

─En tu charla también mencionaste la “Navaja de Ockham”, un concepto filosófico que apunta a simplificar. La IA, sin embargo, está multiplicando los contenidos en internet. ¿Es esto un problema para encontrar buena información, separar señal de ruido?

─Como tecnólogos, somos responsables de haber creado las herramientas que permiten crear fácilmente desinformación y por esto también deberíamos ser responsables de crear las herramientas para detectarla y contrarrestarla. Estamos haciendo cosas: hemos creado mecanismos con marcas de agua para identificar estos contenidos y cosas por el estilo, pero creo que realmente estamos en las primeras etapas.

─¿Es más difícil distinguir noticias verdaderas de falsas?

─Bueno, ustedes trabajan en una industria en la que a veces es más importante ser el primero que tener razón. Todo el mundo se enfrenta a que cada vez hay menos medios de comunicación confiables: debido a la IA, la desinformación se disparó, porque hace que sea mucho más fácil falsificar artículos, incluso con todo tipo de referencias que no existen.

─Entonces, ¿está del lado de ustedes generar esos anticuerpos?

─Creo que como tecnólogos tenemos la responsabilidad de luchar contra esto. ¿Cuáles son las cosas que podemos hacer para asegurarnos de que la gente, cuando leen artículos, tenga contexto para saber si es real lo que lee? Todo el mundo se enfrenta a que cada vez hay menos medios de comunicación confiables debido a la IA.

─¿Cómo reaccionaron los medios grandes ante esto?

─Bueno, si nos fijamos en las organizaciones como el New York Times o la BBC, todas tienen ahora una unidad de investigación de código abierto para combatir estos problemas. Pero si nos fijamos en las herramientas que tienen, son bastante básicas y creo que estas tecnologías pueden desempeñar un papel crucial allí en la construcción de mejores herramientas: hay que intensificar su desarrollo.

La adicción a los teléfonos: el scroll infinito y los daños a la salud mental

Una de las principales preocupaciones del tecnólogo: la Generación Z. Foto: Noah Berger

─Si tuvieras que resumir el tema central de tus predicciones de 2024, ¿cuál sería?

─En mis predicciones, este año, me centré en temas de gran escala. Creo que hay grandes cambios en la sociedad: la tecnología está jugando un rol cada vez más importante. Me interesa mucho el uso de la tecnología para hacer el bien. Mucha tecnología se usa para el beneficio económico, para publicidades o distracciones. Y, sin embargo, en la sociedad enfrentamos grandes cambios sociales. Si se miran los objetivos de sustentabilidad de Naciones Unidas, para 2050 deberíamos tener 2 mil millones de personas más en el planeta. Va a haber que alimentarlos, darles asistencia de salud, educarlos. La tecnología juega un rol clave ahí.

─¿Hay un cambio en cómo piensan las generaciones actuales a la tecnología?

─Veo nuevos empresarios jóvenes suscribiendo a la idea de que se puede hacer un buen negocio y hacer “el bien” al mismo tiempo. En ese contexto, veo muchos Gen-Z [nacidos entre 1997 y 2012] entrando al mercado laboral con la idea de hacer un trabajo más significativo. E incluso renunciando a una parte de su salario si el trabajo que hacen tiene impacto social. Además, los Gen Z y Gen X, después de todo, son los que más pueblan el mercado de trabajo en la actualidad. Creo que esto tiene impacto en el modo en el que se comporta un empleado: si querés asegurarte de contratar a los mejores talentos, tenés que ser atractivo no sólo en cuanto a lo salarial.

─Otro de los temas que trataste fue la adicción a los teléfonos celulares. ¿Cómo estamos con esto?

─Nos hemos vuelto adictos a estos dispositivos. Y veo que hay una cosa generacional donde la gente empieza a pensar… “Quizás no está del todo bien esto”. Hay un montón de tecnologías, nuevos dispositivos que se están construyendo que permiten concentrarse más, he visto dos nuevos teléfonos que se están desarrollando donde uno tiene un teclado tipo BlackBerry, otro con tinta electrónica [como el Kindle u otros e-readers] que le permite centrarse en una sola cosa a al vez, en lugar del flujo permanente de información de los celulares.

─¿Hay una generación adicta, o somos todos adictos a las notificaciones?

─Hace poco me enteré que los niños sólo necesitan 3 minutos en TikTok para convertirse en adictos. A los cuatro años, saben usar YouTube al máximo, pero esto también significa que creás un ciclo de subidones de estímulos continuos donde sólo querés que venga el siguiente, y el siguiente, y el siguiente. Ya nadie puede esperar, aunque sea incómodo. Esperar a que llegue el colectivo, la gente utiliza el teléfono, en lugar de sentarse a pensar, o simplemente soñar despierto.

─O sea que el problema tiene que ver con crear generaciones de adictos a la tecnología portátil.

─Creo que hay un patrón: si empezás a establecer esto a una edad temprana, donde tus endorfinas se disparan continuamente para una “próxima vez”, sí, preparate para una vida de adicción. De necesitar siempre un estimulante externo. Creo que estamos llegando a un punto en el que empezamos a darnos cuenta de que puede que no sea un buen futuro, porque estamos creando toda una generación de personas que más tarde tendrá que luchar con estas cosas.

─¿Hay indicios de espacios que vayan en contra de esto?

─Hay una organización en Ámsterdam que se llama El Club Offline y ahora está extendida por todo el mundo. Se reúnen una tarde, no es que la tecnología esté prohibida, es que no debería ser lo más importante. La cuestión es ¿cómo podemos usarla de forma saludable? ¿Cómo podemos mantenernos sanos? Creo que hay un montón de tecnología que se desarrollará en los próximos años que podría ser igual de atractiva, pero te permite un poco más de espacio en tu cabeza. Lleva algo de tiempo ver a dónde va tu cabeza.

─¿Hay menos intereses propios, hobbies, y más consumos por algoritmos?

─Bueno, sé que en Netflix el 80% de los contenidos que se ven en la plataforma están impulsados por sus recomendaciones, lo que básicamente significa que la gente va a sentarse frente al televisor sin un plan. “¿Me decís qué debo ver?”, en lugar de una decisión consciente. Estos son los tipos de señales de que vivimos en una sociedad en la que nos bombardean continuamente. Tenemos que asegurarnos de que la tecnología que crea este bombardeo también construya lo contrario y genere la creación de otros mecanismos con interfaces de usuario que no impulsen la adicción.

─Desde lo personal, ¿qué se puede hacer?

─Creo que tenemos que asegurarnos de que creamos tecnologías en las que el hardware y el software te permitan concentrarte más y gestionar tu vida mucho mejor. Yo era un académico antes de ser director de tecnología de Amazon y estaba acostumbrado a leer mucho, pero cuando vas a trabajar a una de estas grandes empresas te bombardean con reuniones, llamadas telefónicas, mensajes de texto. No basta con tener buenas intenciones: hay que crear mecanismos para gestionarlas, para gestionarnos a nosotros mismos.

─¿Algún ejemplo de una mejor gestión?

─Yo por la tarde apago las notificaciones del correo electrónico, dejo el teléfono de lado, y me voy a jugar con algún nuevo kit de desarrollo de Amazon, me voy a leer un artículo académico o me pongo al día con otras cosas. La única manera en la que podés hacer esto es que fijes religiosamente este horario, porque si no lo convertís en un mecanismo, las buenas intenciones no son suficientes. A fin de cuentas, todos tenemos buenas intenciones. Hay que trabajar en el hábito de generar prácticas de consumo tecnológico más saludables.

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