domingo, 12 enero, 2025

Rodrigo Battaglia, un trotamundos que las pasó todas y llega a Boca con la mezcla justa entre madurez y esplendor

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Rodrigo Battaglia fue pilar fundamental de la gran campaña de Atlético Mineiro con Gabriel Milito como DT, que fue finalista de la última Copa LibertadoresDOUGLAS MAGNO – AFP

“¡¿Y vos adónde vas?!”, le preguntó Patricia, su mamá, en medio de un ataque de nervios. En plena avenida Juan B. Justo, mientras esperaban para cruzar un semáforo, un Rastrojero chocó de atrás el auto en el que ella y su hijo se dirigían al entrenamiento de Vélez. “Me voy”, respondió Rodrigo Battaglia, sin dar demasiadas explicaciones. “¡¿Adónde?!”, insistió Patricia, casi al borde del colapso. Con 14 años, Rodrigo empujó el auto hasta la banquina y corrió rumbo a la práctica, mientras Patricia y su marido aguardaban a la grúa. Aquel chico que se desvivía por el fútbol, el que pasó por Huracán, Racing y Rosario Central, el que disputó diez temporadas en Europa y fue incluido en la lista preliminar de la selección para el Mundial de Rusia 2018, se convertirá en estas horas en el nuevo refuerzo de Boca, que pagará 1.600.000 de dólares por la ficha del defensor.

Volante de juego devenido zaguero, de gran juego aéreo, buena pegada y generosas cualidades técnicas, el defensor de 33 años llega al Xeneize tras jugar la final de la Copa Libertadores con Atlético Mineiro y disputar 90 partidos en los últimos 18 meses. De apellido ilustre en la historia de Boca (Sebastián, su homónimo, es el jugador que más títulos logró con la camiseta azul y oro), el ex Sporting Braga, Alavés y Mallorca, entre otros equipos, llegó en la madrugada de este domingo al país y, de superar la revisión médica, firmará contrato con el club por 2 años con opción a uno más.

“Estoy muy contento, es un paso lindo en mi carrera. Feliz, fueron días bastante duros. Claramente es un sueño, es algo que me emociona. Lo único que quiero es descansar y hacer la revisión, para después ir al club y juntarme con mis compañeros”, comentó Battaglia, a su llegada al país.

Antes de realizarse los estudios médicos, se saludó de manera afectuosa con Raúl Alfredo Cascini, miembro del Consejo del Fútbol de Boca, quien luego lo acompañó en el ingreso al Hospital Británico.

Rodrigo Battaglia saluda a hinchas de Atlético Mineiro, donde dejó un buen recuerdoJUAN MABROMATA – AFP

Nacido el 12 de julio de 1991 en Ciudadela y abanderado del Instituto Padre Elizalde de esa localidad, Battaglia inició su camino en el club Los Latinos de Caseros y de allí pegó el salto a las inferiores de Vélez. Se probó de 9, pero terminó jugando de 8. En séptima división, el DT Héctor Manfredi, multicampeón con las juveniles del Fortín, decidió descartarlo por un jugador que más tarde dejaría el fútbol. Rodrigo era menudito y no tan alto, y Manfredi pretendía otra clase de futbolista. Probó suerte en Argentinos, pero tampoco convenció. Su destino fue Almagro, en el campeonato de inferiores de la Primera B; arribó con edad de sexta, pero enseguida fue subido a la quinta. José María Bianco le vio condiciones y le dio la chance de entrenarse con Primera, aunque no llegaría a debutar.

Con la camiseta de Huracán, ante River, marcado por Ponzio; Battaglia descendió con el Globo y jugó en la segunda categoría, pero se fue en conflictoTelam

Ya con 18 años, Battaglia se presentó a una prueba en Huracán y superó el filtro entre más de 400 chicos. Alternó entre Reserva y cuarta división, hasta que Miguel Ángel Brindisi, un histórico del Globo, tomó las riendas del plantel en septiembre de 2010. “Al flaquito dejalo, que lo quiero ver”, les dijo Miguel a sus ayudantes tras una práctica de fútbol con Reserva en la que Battaglia había sido amo y señor del mediocampo. “Es una mezcla de (Javier) Pastore y (Mario) Bolatti”, lo habría descripto Miguel. En su primer partido lo llevó al banco ante Godoy Cruz. Y en el segundo, con Marcos Brítez Ojeda lesionado y Gastón Machín suspendido, lo utilizó de titular en la derrota 3-0 contra Racing. Después, la rompió en un clásico con San Lorenzo. Y ya no salió más.

Su paso por Racing fue breve, apenas 6 meses duró en la AcademiaArchivo

Huracán perdió la categoría en 2011 justamente en la Bombonera, con Roberto Pompei como DT, tras caer 2-0 en aquel recordado desempate ante Gimnasia. Battaglia se quedó a pelearla en la B, pero pronto entró en conflicto por la renovación de su contrato y dejó el Globo en 2012 luego de nueve meses sin jugar. Brindisi intentó llevarlo a Independiente y Juan Antonio Pizzi a Rosario Central, uno a pelear la permanencia y otro a luchar por el ascenso. Pero finalmente recaló en Racing, club del que es hincha Patricia, su mamá, y la mayor parte de su familia materna, aunque las cosas no salieron como esperaba: jugó nueve fechas y rescindió a los seis meses.

Con el pase en su poder, Battaglia recibió ofertas de Parma, Bologna y Torino de Italia, pero su destino fue el Sporting Braga de Portugal, que lo venía siguiendo de cerca desde el Mundial juvenil de 2011. Ese año, el volante disputó el Sudamericano y la Copa del Mundo Sub 20 dirigido por Walter Perazzo, junto a jugadores como Germán Pezzella, Nicolás Tagliafico (ambos capitanes) y el ex Boca Sergio Araujo. Argentina fue tercera en el Sudamericano y 13ª en el Mundial, donde quedó afuera frente al conjunto luso.

Jugando para Sporting de Lisboa, por Champions, ante el Barcelona de MessiAP

“Era un jugador muy maduro a pesar de tener 20 años. Dentro de la cancha entendía todo. Era un jugador caudillo, líder y muy inteligente que ordenaba en todo momento a sus compañeros. Tenía la virtud de tener un buen manejo de pelota, buen pase y sumarse al ataque de manera criteriosa. Pero a la vez tenía vocación y mucho oficio para ocupar espacios y hacer los relevos en defensa. Y ese mismo orden lo volcaba en su vida cotidiana”, lo describe Walter Perazzo, su entrenador en la Sub 20.

Battaglia dudó en emigrar a Europa, pero finalmente tomó la decisión. “Me fui a una plaza de mi barrio y lloré un rato largo en soledad. Pensé muchas cosas y ahí me largué a la aventura”, contó alguna vez.

En Braga, sin embargo, tampoco logró hacer pie. Jugó siete partidos en la temporada 2013/2014, otros dos encuentros con el equipo B, y luego salió a préstamo al Moreirense, donde permaneció dos años. Eduardo Coudet lo pidió en Central, pero disputó apenas cuatro juegos. En su regreso a Europa vistió los colores del Chaves, equipo menor del norte del país, y retornó al Braga, donde al fin pudo consolidarse. En 2017 fue adquirido por el Sporting Lisboa, su casa durante tres temporadas. Allí fue compañero de Marcos Acuña y Luciano Vietto, y campeón de la Copa de la Liga de Portugal 2018 y 2019, y de la Copa de Portugal 2019. Cambió camiseta con Lionel Messi en un partido de Champions. Y cambió, además, sus características de juego: Jorge Jesus, su entrenador, lo convirtió en un volante mixto, con despliegue, quite y aplicado en la marca.

Battaglia marca a Neymar, en un Argentina-Brasil Sub 20AFP

En mayo de 2018 fue una de las sorpresas de Jorge Sampaoli en la lista de 35 futbolistas preconvocados para la Copa del Mundo de Rusia (las principales ausencias fueron Fernando Gago, Darío Benedetto y Matías Kranevitter) pese a no haber formado parte de ninguna citación previa. Battaglia no fue al Mundial, pero sí tuvo revancha en el ciclo de Lionel Scaloni, que lo llevó al banco el día de su estreno como DT, en la goleada 3-0 ante Guatemala en California, y lo hizo jugar todo el partido en el empate sin goles ante Colombia y en la caída 1-0 ante Brasil en Arabia Saudita, con aquel gol de Miranda sobre el final con asistencia de Neymar.

Unos meses atrás, Battaglia y Acuña habían sido víctimas en Portugal de una fuerte paliza por parte de los ultras del Sporting, quienes ingresaron al vestuario de los jugadores y amenazaron y golpearon a los futbolistas argentinos, disconformes con los malos resultados. El propio volante contó que seis personas le habían propinado puñetazos en la cara, el hombro y el tronco, y que mientras intentaba protegerse de la agresión, otro violento lo golpeó por la espalda con un bidón de 25 litros de agua.

Con la camiseta 30 de la selección argentina, en 2018, antes de un partido ante Brasil: arriba, Dybala, Paredes, Otamendi, Battaglia, Pezzella y Chiquito Romero; abajo, Correa, Lo Celso, Saravia, Icardi y Tagliafico

Battaglia intentó buscar nuevos aires, pero una rotura de ligamentos cruzados lo mantuvo al margen de las canchas por espacio de nueve meses. Entre 2020 y 2023 Battaglia tuvo un fructífero paso por el fútbol español, primero en Alavés y luego en el Mallorca. Y luego llegó a Mineiro de la mano de un viejo conocido, el Chacho Coudet, quien armó un súperequipo con los argentinos Renzo Saravia, Matías Zaracho y Cristian Pavón.

Amante de los perros, el cine y los videojuegos, Battaglia se convirtió en una pieza clave del equipo galo y con el tiempo se transformó en un zaguero ágil, tiempista y con salida clara. En esa transformación mucho tuvo que ver Gabriel Milito, quien lo dirigió entre marzo y diciembre de 2024 y le brindó todas las herramientas para el puesto. Battaglia viene de ser finalista de la Copa Libertadores (cayó con Botafogo en el Monumental) y de ser elegido por la prensa brasileña como uno de los mejores zagueros de la última temporada.

Battaglia es un viejo deseo de la dirigencia de Boca. Interesó en 2021, 2022 y 2024, pero su salida nunca fue sencilla. Ahora, con seis meses de contrato con Mineiro, el propio jugador solicitó a la dirigencia que aceptara la propuesta del Xeneize. Llega, a priori, para ser titular en la cueva. Un refuerzo con pasado y presente para pensar en un futuro de gloria.

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