La ministra Lenia Batres, autodenominada “Ministra del Pueblo”, parece estar en plena pre-campaña para presidir la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN). Sin embargo, su trayectoria y reciente comportamiento han generado serias dudas sobre su idoneidad para asumir un puesto tan relevante.
En lugar de consolidarse como una figura imparcial y comprometida con la justicia, Batres ha evidenciado inclinaciones políticas y un déficit de preparación que podrían comprometer la legitimidad del Poder Judicial.
¿Preparación o propaganda?
Desde su llegada a la SCJN, Batres ha sido cuestionada por su falta de experiencia y méritos jurídicos. Ahora, su abierta intención de presidir el máximo tribunal del país ha despertado preocupaciones adicionales.
En sus intervenciones públicas, ha quedado en evidencia su desconocimiento en temas fundamentales del derecho, lo que deja en entredicho su capacidad para liderar una institución que requiere perfiles técnicos, imparciales y sólidos.
| La Derecha Diario
Incluso dentro de la llamada “Cuarta Transformación” hay figuras con mayores credenciales para ocupar el cargo. Esto pone en tela de juicio la narrativa que intenta construir Batres al proclamarse representante del pueblo, un título que ella misma se adjudicó y que poco tiene que ver con el perfil técnico que demanda el Poder Judicial.
La polémica con Grupo Elektra
Un ejemplo reciente de su falta de imparcialidad quedó de manifiesto cuando Batres arremetió contra Grupo Elektra. El conglomerado empresarial ha recurrido a amparos para defenderse de cobros que considera ilegales por parte de la Secretaría de Hacienda.
En lugar de mantenerse neutral, como se espera de un integrante del Poder Judicial, Batres tomó partido y condenó públicamente a la empresa, a pesar de que el caso está pendiente de resolución en la misma SCJN.
Este tipo de declaraciones no solo ponen en duda su compromiso con la imparcialidad, sino que también afectan la confianza en el sistema de justicia. Si una ministra que aspira a liderar la SCJN ya muestra un sesgo evidente, ¿qué garantías existen de que sus decisiones futuras no estarán motivadas por intereses políticos?
El riesgo de politización del Poder Judicial
La aspiración de Batres a presidir la SCJN representa un riesgo significativo para la independencia del Poder Judicial. Su conducta y discurso evidencian una inclinación hacia la politización de la justicia, algo que contraviene los principios fundamentales de la democracia: la separación de poderes, la imparcialidad y la certidumbre jurídica.
| La Derecha Diario
En un momento crucial para el país, donde se requiere fortalecer las instituciones como contrapesos al poder, la posibilidad de que la SCJN sea liderada por una figura con claras inclinaciones partidistas resulta preocupante. Más que un órgano autónomo, el tribunal podría convertirse en un brazo más de la retórica gubernamental, deslegitimando su papel como garante de los derechos constitucionales.
Fortalecer el Poder Judicial, una tarea urgente
La pre-campaña de Lenia Batres pone en evidencia la necesidad de fortalecer el Poder Judicial y blindarlo frente a la injerencia política. La presidencia de la SCJN no debe ser vista como un escalón en la carrera política de ningún individuo, sino como un puesto de alta responsabilidad que requiere independencia, conocimiento y compromiso con la Constitución.
Permitir que perfiles como el de Batres lleguen a la cúspide del tribunal significaría poner en riesgo la impartición de justicia en el país. México enfrenta desafíos que exigen un Poder Judicial sólido, imparcial y capaz de actuar como contrapeso efectivo.
La búsqueda de Batres por la presidencia de la SCJN no solo compromete estos principios, sino que también abre la puerta a una mayor desconfianza ciudadana en las instituciones.
En tiempos de incertidumbre, más que nunca, se requiere una Suprema Corte que inspire confianza, no divisiones ni sospechas.