(Corresponsalía buenos Aires) – La reciente decisión del gobierno liderado por Javier Milei de dar de baja contenidos relacionados con la Educación Sexual Integral (ESI) del portal Educ.ar desató un intenso debate social y político. Entre los materiales eliminados estuvo la canción “Hay secretos” del grupo de música infantil Canticuénticos, una obra que no solo educa, sino que en un caso documentado contribuyó a que una niña pudiera denunciar un abuso infantil. Aunque tras el escándalo las autoridades decidieron reponer los contenidos, la tensión en torno a la libertad educativa persiste.
La especialista en educación María Virginia Calvo, en una encendida defensa de la libertad de expresión y educativa, criticó con dureza la medida gubernamental. “Es una intencionalidad que me produce miedo y tristeza, porque nos retrotrae a épocas en las que las expresiones culturales eran censuradas por tocar fibras íntimas de la sociedad”, declaró. Calvo comparó el hecho con el cierre del Centro Haroldo Conti en la ex ESMA, subrayando que estas acciones privan a la sociedad de reflexionar sobre su historia y aprender de ella.
En un seminario reciente dirigido a docentes de nivel inicial, Calvo destacó el impacto positivo de las canciones infantiles en el desarrollo cognitivo y emocional de los niños y niñas. “Las canciones como las de Canticuénticos no solo ofrecen disfrute, sino que también tienen un impacto en las emociones, fomentan comportamientos prosociales y transmiten conocimientos que de otro modo no se adquirirían”, explicó. Además, señaló que el desconocimiento de otras obras del grupo por parte de las docentes evidencia la necesidad de profundizar en el uso de este valioso recurso pedagógico.
Calvo añadió que la trascendencia de incorporar palabras y habilidades lingüísticas desde un lugar de diversión, risa y disfrute es innegable. “Por otro lado, en las escuelas se permite que los alumnos elijan música para ciertos eventos sin tener en cuenta que muchas veces está vinculada con la violencia o la violencia de género, algo que nadie controla. Esto no es censura, es cuidado de niños, niñas y adolescentes”, advirtió. Como ejemplo positivo, recordó que Pedro Aznar, en sus shows del año pasado, interpretó “La Chacarera de los Gatos” de María Elena Walsh, una obra de enorme ternura y vigencia. Calvo resaltó que “muchas veces la escuela, en su intento de modernizarse, descarta lo que es de buena calidad y como tal no pierde vigencia”. También ponderó la impronta del artista Hugo Midón y su compromiso con las causas sociales que son dignas de tratar en la educación argentina.
EL PODER DE LAS PALABRAS Y LA EDUCACIÓN INTEGRAL
“No se tienen que guardar los secretos que hacen mal”, dice la canción censurada. Calvo destacó la importancia de desafiar el sentido común a través del sistema educativo, promoviendo la reflexión, el cuestionamiento y la posibilidad de poner en palabras aquello que muchas veces no puede expresarse. “La ESI nos muestra claramente la incidencia, el impacto y la potencia del acto educativo. Esto debería llevarnos a pensar y diseñar nuestras intervenciones en las instituciones con un planteo claro del qué, cómo y por qué lo hacemos, siempre con la intencionalidad de promover el bienestar emocional, el cuidado de la salud mental y el desarrollo de habilidades lingüísticas y prosociales”, señaló.
La especialista enfatizó que la canción “Hay secretos” tiene un valor incalculable, especialmente por haber conmovido a una niña hasta el punto de ayudarla a expresar una situación de abuso. “Este hecho demuestra el poder transformador de la música y la educación. Censurarla no solo es un error, sino también un retroceso”, declaró.
Calvo también señaló la importancia de proteger la expresión cultural como herramienta de aprendizaje y memoria histórica. “La censura nos quita la posibilidad de sentir y entender”, afirmó, recordando que estos actos de represión cultural impiden reflexionar sobre los errores del pasado para no repetirlos.
En un contexto político donde las iniciativas educativas y culturales parecen estar bajo amenaza, la especialista hace un llamado a las comunidades educativas y a la sociedad en general para resistir este tipo de avances restrictivos. “La música infantil debe tener más protagonismo en las escuelas, no menos. Necesitamos que nuestros niños crezcan con herramientas para expresar y comprender sus emociones, y esto pasa por defender la ESI y los recursos que la acompañan”, concluyó.
El debate está lejos de terminar, pero la polémica ya ha encendido una alarma sobre el futuro de la libertad educativa en Argentina.