En medio de una intensa sequía y bajo alerta roja por altas temperaturas, la provincia de Corrientes enfrentó una lucha contra la aparición de múltiples focos ígneos y si bien las cifras oficiales difundidas por el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta), del 1 de enero al 8 de febrero son de 95 mil hectáreas incendiadas, 2.539 responden a forestaciones y solamente el 1,13 de estas corresponden a forestaciones administradas por los consorcios, dato que demuestra el resultado positivo del esfuerzo conjunto de todo el sector productivo, representado por los consorcios del manejo del fuego junto a empresas agrícolas, que, con tareas de prevención, coordinación de recursos y planificación estratégica, logran minimizar significativamente el impacto del fuego en esas áreas.
AFOA Y LOS
CONSORCIOS
La Asociación Forestal Argentina (Afoa), agrupa a más de 63 empresas del país en sus cuatro regionales, de las cuales 22 operan en Corrientes y representa a las principales empresas del sector productivo forestal.
Desde la Asociación, se reconoce la importancia de los consorcios forestales y de hecho se articulan trabajos en forma mancomunada. La mayoría de esas empresas miembros de Afoa, forman parte de los dos consorcios de manejo del fuego en el territorio provincial, que se nutren de los recursos de las propias empresas para la correcta coordinación y organización en el combate de incendios.
Uno de ellos es el Consorcio de Manejo del Fuego en Gobernador Virasoro, que abarca una cobertura de 200.000 hectáreas como patrimonio total, desde el Sur de Misiones hasta el Norte del departamento Alvear en Corrientes.
En su seno, participan 29 empresas socias, las que cuentan con 31 brigadas y unos 240 brigadistas, además de contar con equipamiento especializado, maquinarias y medios aéreos propios. Producto de ese trabajo coordinado, hasta el momento sólo se quemaron 1,3 hectáreas de forestación en su área de influencia.
El otro Consorcio Forestal de Manejo del Fuego Corrientes Centro tiene base en la localidad de Santa Rosa y cuenta con 16 productores asociados con los que conforma un patrimonio de 192.380 hectáreas bajo su protección, el que hasta la fecha no registró ningún incendio en las áreas bajo su administración.
Cabe indicar que el consorcio utiliza un sistema de alerta temprana y moviliza recursos de las empresas asociadas, colaborando estrechamente con bomberos y brigadas forestales.
PREVENCIÓN Y
COORDINACIÓN
La clave del éxito como se demuestra, es la prevención; por lo que existen muchas acciones que el productor puede realizar en esa materia. La realización de cortafuegos perimetrales y dentro del campo; la capacitación constante del personal de campo en prácticas de combate y prevención; el contar con herramientas disponibles y en condiciones para el control de incendios; el tener mapas del campo detallando los accesos, caminos y aguadas; el disponer de tecnologías para la comunicación efectiva entre el personal; la realización de quemas controladas con previa autorización de la Autoridad de Aplicación con condiciones climáticas favorables y la vinculación y coordinación con productores vecinos como con instituciones relacionadas al control de incendios son sólo algunas de esas acciones.
La importancia del control de los incendios radica en la planificación estratégica, la coordinación y la comunicación efectiva, por lo que los consorcios actúan antes de que el fuego se vuelva incontrolable, distribuyendo recursos, realizando patrullajes diurnos y nocturnos para detectar y sofocar a tiempo focos ígneos.
Este enfoque proactivo demostró ser esencial en momentos críticos que exigen solidaridad entre todos los sectores productivos. En efecto, el fuego no distingue actividades productivas, quema todo a su paso sin respetar límites.
En ese aspecto, es importante que se entienda que el fuego en tiempo de sequía es un factor de riesgo común para todos los sectores productivos. Y es un elemento necesario de control en épocas de bajo o nulo riesgo, período en el cual está permitido hacer fuego.
Es relevante, entonces, que el productor tome conciencia de la gravedad y el riesgo que implica quemar cuando los índices de peligro de incendio (FWI) son altos, y comience a participar en este tipo de espacios o asociaciones sin importar la actividad productiva que realice.