La muerte de Antonio Gasalla, a los 84 años, generó una profunda consternación en el mundo del espectáculo y en el público que lo acompañó a lo largo de su trayectoria. Sus restos fueron velados ayer en el Teatro Maipo, donde familiares, colegas y fanáticos se acercaron para darle el último adiós.
En este contexto de duelo, su hermano Carlos Gasalla habló con los medios y compartió recuerdos sobre la vida, la carrera, sus últimos años y la decisión de su internación en el último período.
Carlos recordó que, desde joven, Antonio tenía claro su destino. “Siempre quiso ser actor, aun a temprana edad, y lo abordó como hay que abordarlo: con estudios. Fue al Conservatorio de Arte Dramático, tenía un montón de reglas a cumplir, era muy estricto porque amaba la profesión. Se dedicó por entero a su arte y eso tiene un valor enorme”. Y añadió: “Cumplió su gran sueño: ser actor y actuar, y lo logró hasta el final”.
A pesar de la presión familiar de seguir una carrera tradicional, Antonio hizo un breve intento por estudiar odontología antes de dedicarse completamente al teatro. “Mi padre quería que fuéramos contadores o abogados, él no quiso. Eligió odontología porque le pareció un trabajo con las manos que no le ocuparía la cabeza, pero cuando mi padre falleció, no dudó más y entró al Conservatorio”.
Antonio Gasalla dejó huella con personajes icónicos como La Abuela y Mamá Cora, reflejando la realidad social con un humor único. “No hay nada que llegue más a la gente que encontrar la parte humorística en medio de las tragedias. Eso fue lo que él hizo desde la adolescencia. Y la gente no es ajena cuando le dan algo con contenido; eso eran los personajes de Antonio”.
“Cuando convocaba elencos, sabía lo que quería para cada personaje. Vivía para su trabajo. No era fácil compartir tiempo con él cuando hacía televisión porque pasaba días enteros escribiendo libretos, pero siempre mantuvo una estrecha relación con la familia”, agregó Carlos.
La capacidad de Gasalla para encarnar personajes entrañables e irreverentes lo convirtió en un referente indiscutido de la comedia argentina. “No puedo decir que no haya otro Antonio, porque cuando él empezó a actuar de manera irreverente, sorprendiendo a la gente que no esperaba una cosa así, muchos decían que eso no iba a prosperar. Pero el arte siempre se desarrolla, la juventud toma algo de lo anterior, lo modifica y el progreso no se puede detener. Surge de las personas que quieren hacer las cosas a su manera y eso es lo que hizo Antonio”, reflexionó, cabizbajo en este difícil momento.
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