Un alto oficial militar confirmó “daños extremadamente graves” en las plantas nucleares de Irán. El ataque se hizo con bombas “rompebúnkeres” desde aviones B-2.
Un alto oficial militar de Estados Unidos afirmó que tres instalaciones nucleares de Irán sufrieron “destrucción y daños extremadamente graves” tras los recientes ataques aéreos.
La información, difundida por Associated Press, coincide con los anuncios oficiales realizados por el presidente Donald Trump, quien confirmó que las plantas de Fordow, Natanz e Isfahan fueron alcanzadas por una “carga completa de bombas” lanzada por bombarderos B-2, equipados con bombas antibúnker GBU-57, diseñadas para penetrar estructuras subterráneas.
Las autoridades iraníes reconocieron que los ataques impactaron en las inmediaciones de los principales complejos nucleares del país, aunque aseguraron que las instalaciones habían sido evacuadas previamente y que no había material nuclear en su interior capaz de provocar una emergencia radiológica. Sin embargo, medios estatales iraníes admitieron que los accesos principales al complejo de Fordow resultaron dañados y que la magnitud del impacto estructural aún estaba siendo evaluada.
El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) confirmó que en Isfahán cuatro edificios sufrieron daños, incluyendo el laboratorio químico central, una planta de conversión de uranio, una planta de fabricación de combustible para el reactor de Teherán y una instalación de procesamiento de uranio metálico enriquecido. En Natanz, los niveles de radiación fuera del emplazamiento se mantuvieron invariados, pero se reportaron daños en talleres de producción de centrifugadoras.
La ofensiva estadounidense, coordinada con Israel, buscó debilitar la capacidad nuclear iraní y marcó un punto de máxima tensión en la región. Funcionarios estadounidenses y aliados israelíes evalúan la continuidad de las operaciones, mientras que el régimen iraní prometió que su programa nuclear no se detendrá pese a los ataques.