La Asociación Argentina de Tenis comunicó en las últimas horas la activación de un nuevo «protocolo» interno diseñado para «brindar asistencia profesional a jugadores en momentos de transición» por parte de Javier Frana, el capitán del equipo de la Copa Davis. La naturaleza del anuncio, por lo pronto, despertó ciertos interrogantes.
El conductor del plantel nacional ya puso en marcha su primera acción en el marco del protocolo: viajó al Masters 1000 de Cincinnati para trabajar durante esta semana con Tomás Etcheverry (60°), el número cuatro de la Argentina y pieza de relevancia en el actual equipo copero, quien viene de finalizar, dos semanas atrás, un vínculo de poco más de seis meses con el entrenador Horacio De La Peña.
«Entró en vigencia un procedimiento consensuado en el mes de mayo por el capitán del equipo nacional y los jugadores con mayores posibilidades de ser convocados, y en condición de elegibles), para la Copa Davis», detalló al respecto la AAT en su comunicado oficial.
En la profundización de los detalles el anuncio sostiene: «Frana asistirá temporalmente a Etcheverry bajo los lineamientos del protocolo avalado por la AAT mientras desempeña sus funciones generales como capitán». Entre los apartados más relevantes aparecen, por caso, que la asistencia en torneos durará un máximo de cuatro semanas y que habrá una posible extensión para entrenamientos en Buenos Aires por un periodo más prolongado.
Además aclara que «la asistencia particular a un jugador no alterará el rol del capitán durante una gira oficial» y remarca que «el capitán se mantendrá al margen de la estrategia del partido en caso de que el jugador se enfrentara con otro argentino».
Frana dejó saber sus propias sensaciones en torno a la primera activación del protocolo: “Este sistema representa una ayuda para nuestros jugadores, de modo que no tengan que salir a buscar de forma desesperada un reemplazo en caso de quedarse sin entrenador en algún momento importante de la temporada. En el caso puntual de Tomás, lo acompañaré esta semana en Cincinnati y, en caso de ser necesario, también en el US Open, donde estaré presente con mis funciones habituales como capitán».
Las preguntas que surgen tras el anuncio requieren hacer referencia a una práctica histórica del tenis argentino: nunca estuvo «bien visto», en términos éticos, que el capitán de la Davis pudiera entrenar a un jugador nacional con serias posibilidades de integrar el equipo. Las razones, obvias: más allá de la lógica cercanía, el conductor puede utilizar sus herramientas y sus conocimientos para potenciar el nivel del jugador y, de ese modo, impulsar una eventual convocatoria para el equipo.
Con Etcheverry, por caso, ocurre algo más: el platense, ex 27° del ranking ATP en 2024, ya integra el equipo de la Davis y hasta representó una aporte importante en el debut triunfal de Frana como capitán, en el 3-2 ante Noruega en Oslo. Sucede, también, que la activación del mecanismo tiene lugar a un mes de la próxima serie, en pleno proceso se selección del plantel: en los días venideros Argentina tendrá que anunciar el equipo para visitar a Países Bajos del 12 al 13 de septiembre, por la 2ª ronda de los Qualifiers, una eliminatoria que pondrá en juego el pase a las Finales de Bologna con los ocho mejores países del mundo.
Cabe preguntarse si corresponde que el jugador platense cuente con el impulso del capitán argentino, nada menos, en vísperas de una serie de sumo calibre para el futuro deportivo. Eventualmente, además, el acuerdo podría tener lugar también en el US Open, el inmediato torneo previo. Surge el interrogante por sí solo: ¿cómo lo tomarán, por ejemplo, jugadores que compiten por un lugar como Francisco Comesaña (71°; 5° de Argentina) o Camilo Ugo Carabelli (47°; 3° del país, por encima de Etcheverry), de meteórico crecimiento en las últimos meses en el circuito?
La historia pesa y siempre hay excepciones a una regla que, si bien nunca estuvo oficializada y respondía a ciertos lineamientos del mundo de la ética y de la moral, a partir de ahora queda validada de manera oficial por el organismo que rige el tenis argentino y que lleva adelante las riendas del equipo de la Davis. Podría mencionarse, entonces, el caso que relacionó a Daniel Orsanic, ex capitán de la Davis, con Juan Martín del Potro, a quien acompañó en momentos bisagra como en el US Open de 2016, previo a una semifinal clave ante Gran Bretaña en Glasgow, o en los torneos de Delray Beach, Indian Wells y Miami del año siguiente, meses después de la inédita consagración copera en Croacia.
«Hay un acuerdo con el círculo de Juan Martín para que colaboremos con él. Paga mis gastos, pero yo cobro por la Asociación: no cobro absolutamente nada de Juan Martín y eso me da tranquilidad, porque sé que me desempeño desde el lado de director de Desarrollo y como capitán de Copa Davis. Colaborar con Juan Martín es también colaborar con el tenis argentino», decía entonces el ex conductor, escarniosamente criticado en aquel momento por ciertos sectores del ecosistema hoy alineados con la actual gestión de la AAT, encabezada por el presidente Agustín Calleri y por el vice Mariano Zabaleta. Llamativo: lo que antes configuraba una cruenta falta de ética ahora está ratificado y certificado por un protocolo oficial.
El caso Etcheverry
«Quiero comunicar que, de común acuerdo con el Pulga, decidimos que vamos a finalizar nuestro vínculo profesional. Le agradezco de corazón por lo que vivimos, su dedicación de siempre y las enseñanzas que me dejó», publicaba en sus redes sociales el propio Etcheverry el 22 de julio pasado para anunciar que De La Peña dejaba de ser su entrenador.
El mismo De La Peña que, apenas 14 días antes, sostenía, pese a la fuerte merma en el nivel del platense -apenas esporádicos resultados como las semifinales de Hamburgo o los cuartos de final de Halle, con triunfo incluido ante Andrey Rublev-, su continuidad en el equipo de trabajo del jugador. Incluso hablaba de los planes. «Estamos buscando un patrón de juego», contaba.
El mismo De La Peña que, según cuentan en la micro-biósfera del tenis nacional, fue sugerido como entrenador en diciembre pasado por Juan Mónaco y por el propio Zabaleta, los dos referentes de alto peso de la agencia Summa Sports, la compañía que representa a Etcheverry. Como aporte al interminable enroque, antes de ser designado como capitán en diciembre pasado, Frana participaba en una transmisión de streaming organizada por Summa, junto con Mónaco, Zabaleta y Guido Pella. En síntesis, con varios interrogantes sin resolver: un jugador, representado por un alto dirigente, será entrenado por el capitán del propio equipo que integra y que está incluido en una estructura cuya conformación, en gran medida, depende del propio dirigente. En fin… el tenis argentino.
[email protected]