El Gobierno llega a las elecciones de la provincia de Buenos Aires con una fuerte presión devaluatoria. Los bancos, la industria y los inversores no quieren el dólar actual.
A la industria este dólar no le sirve porque asegura que no es competitivo. A los bancos no les sirve porque sostener el dólar le suma puntos a la tasa de interés.
El mercado también presiona. El mejor ejemplo es que prefiere vender los activos argentinos y esperar el resultado electoral para volver a apostar.
En definitiva, algunos creen que el tipo de cambio se sostiene de forma artificial y otros directamente piden un dólar más caro porque el actual arruina sus negocios.
El Ejecutivo, mientras tanto, se juega a mantener el dólar dentro de la banda que diseñó (que va entre $ 1.000 y $ 1.400) y que aprobó con el visto bueno del Fondo Monetario Internacional (FMI). En ese esquema, Economía interviene cuando el dólar supera el techo o perfora el piso.
En la última semana, todo cambió. El dólar se empezó a mover y quedó casi en el techo de la banda. En el Gobierno esperaron un día y salieron a cruzar a un banco porque lo acusaron de que sus ventas de moneda extranjera provocaron una suba rápida del tipo de cambio. La culpa, según el secretario de Finanzas, Pablo Quirno, fue de un banco de origen chino.
“El lunes, durante dos horas, con 30 millones de dólares, un banco de origen chino trató de levantar (y lo hizo) el precio del dólar, lo levantó 40 pesos con un volumen muy chico”, aseguró Quirno.
El banco apuntado es el ICBC. “Operamos en el mercado hace muchos años, con idoneidad y respeto por las normas regulatorias», dijo la entidad. «Seguiremos apoyando y acompañando las medidas enfocadas en el crecimiento del país, financiando a las empresas y los distintos sectores de la industria, y promoviendo el fortalecimiento del sistema financiero argentino, como lo hacemos desde hace décadas”, agregó.
Según otras fuentes del mercado, las operaciones que realizó el ICBC fueron en el marco de las adecuaciones de posicionamiento en dólares para cumplir con las propias normativas que a fin de agosto el Banco Central (BCRA) le exigió al sistema.
Pero más allá del reparto de culpas, lo cierto y concreto es que el Gobierno comenzó a intervenir en el mercado. Es decir, comenzó a vender dólares para frenar la suba del mismo. ¿Cuánto es de económico lo que pasa y cuánto de político?
La consultora MAP, especializada en finanzas corporativas y negocios, afirma en su informe de septiembre que en los últimos dos meses la volatilidad financiera en Argentina se intensificó de manera significativa. Para describir el panorama dice que las tasas de interés se duplicaron, los encajes registraron ajustes casi semanales y el Tesoro profundizó su intervención en el mercado para contener las tensiones cambiarias. Aún así, el dólar continuó con una suba sostenida (+18,9% desde mediados de junio), reflejando un contexto de creciente incertidumbre y una mayor presión sobre los activos locales.
MAP también traza un panorama de las elecciones. Para la consultora, la incertidumbre asociada a los votos comenzará a despejarse luego de conocidos los resultados, y podría terminar de resolverse si el Gobierno nacional logra imponerse en las elecciones de octubre.
“Si bien es difícil precisar qué tiene priceado el mercado, todo indica que podría digerir una derrota ajustada en PBA, siempre que el oficialismo consolide su victoria a nivel nacional, asegurando así que durante los próximos dos años los vetos presidenciales puedan sostenerse con menor dificultad y se reduzca el riesgo de un eventual juicio político”, dice el informe de MAP.
Pero advierte: “Aunque el mercado parece descontar un triunfo de La Libertad Avanza (LLA) en las legislativas de octubre-25, aún existe margen para una reacción positiva de los activos, con una compresión del riesgo soberano, si los resultados en las urnas se inclinan más hacia el oficialismo de lo anticipado. Aun así, si bien la victoria del oficialismo en las urnas es una condición necesaria, no alcanza para que la volatilidad se reduzca de manera sostenida”.
Para las empresas las elecciones también parecen cruciales. Si bien concuerdan en que los costos argentinos son altísimos por impuestos y por un dólar que consideran atrasado, ruegan que el resultado calme al mercado y así las tasas vuelvan a la normalidad.
“Con estas tasas lo único que podemos esperar en un par de meses es una recesión tremenda”, aseguró un joven banquero, que prefiere, como otros tantos, mantenerse en el anonimato.