Todo deporte llegó a un punto en el que los fanáticos más acérrimos del mismo se preguntaban: ¿en qué se puede innovar? A veces este interrogante va más allá de una simple mejora en la tecnología aplicada o en algún que otro cambio en el reglamento; en los deportes de combate, existe un cambio que podría salvar vidas.
«Pongan el pesaje una hora antes de la pelea y así ganamos todos, ganan los deportistas, ganan los publicistas, gana la televisión, ganan las entidades, ganan los médicos y pierden las morgues», palabras crudas que declaró el ex campeón del mundo Sergio «Maravilla» Martínez hace algunas semanas en su programa de stream. En los comentarios de aquel video se plagaba otra pregunta: ¿Maravilla, si el pesaje es el mismo día que la pelea y el boxeador no llega al peso qué pasa? Es preferible perder un evento que una vida.
Recurrir a alguna de las decenas de maneras de perder peso en poco tiempo es lo que hacen la mayoría de los peleadores que no cuentan con una preparación buena. Lo ideal sería que ese peso vaya descendiendo las semanas previas al combate, pero lo ideal no siempre sucede. Correr con campera de invierno por horas en pleno verano, meterse en un sauna hasta perder el conocimiento o pasar días de ayuno, todo para llegar a un peso.
«Yo prefería no morirme para dar el peso en la pelea y pasarla un poco peor en el combate porque mi rival iba a salir con unos kilos más que yo», recordaba también Maravilla. Lo peor de toda la cuestión es que esos púgiles que bajan kilos en cuestión de horas son los mismos que los ganan desde el pesaje hasta el combate.
Leandro Souza falleció en un sauna cuando trataba de bajar 5 kilos para una velada contra el luchador Gabriel Brasil en Shooto, una organización de artes marciales mixtas. Una semana y media atrás pesaba 72 kilos, el corte del pesaje era en 57 kg. Esos últimos días logró reducir más del 10% de su masa corporal, pero todavía le faltaba.
26 años tenía. Feijao, como era conocido en la industria, iba a abrir la cartelera de la edición 43 de aquel certamen en Río de Janeiro que se jactaba de tener a José Aldo y Renán Barao como máximas figuras. Souza ya se encontraba enfermo con fiebre y mareos incluso antes de comenzar con la desorbitada pérdida de peso, su equipo Nova Uniao Delfin Cascadores no sufrió ninguna pena por la muerte de su luchador. De más está decir que el Shooto 43 jamás llegó a realizarse.
«Mi oponente era más ancho, más fuerte, más potente y aguantaba más, pero ¿Qué tuvo que pasar esa persona para dar el mismo peso que yo? Una barbaridad», culminó Martínez la charla. Jordan Coe iba a pelear en Tailandia, seguramente, para llegar más ancho, fuerte, potente y aguantar más durante el combate decidió llegar con lo justo en el kilaje requerido.
20 años tenía. Practicante de muay thai, el escocés marcaba 3 kilos más de lo necesario para combatir, ese marzo de 2017 se la pasó corriendo por las calles tailandesas para llegar apto. Vestido con ropa de abrigo. Con 36 grados de temperatura. Su cuerpo sin vida fue encontrado en un pasaje por la policía local.
Una semana atrás, ilusionado por la que era la pelea más importante de su carrera, había posteado una carta en Facebook: «Cada día aprendo más y más. Gracias a mi equipo, familia, amigos y fans por estar siempre ayudándome. Yo recomiendo a todo el mundo mirar a su interior y seguir su sueño. No importa lo que sea».
Yang Jian Bing peleaba hace 2 años en la One Championship, perteneciente al circuito de artes marciales mixtas, como pasó con Souza y Coe, el chino estaba a punto de enfrentar la estelar de su vida contra Geje Eustaquio. En vez de llegar al octágono fue ingresado en el Hospital San Juan de Dios de Manila.
21 años tenía. Murió por un paro cardio-circulatorio debido a una deshidratación severa, nuevamente, por intentar alcanzar un peso imposible en cuestión de horas.
BBC mostró en un documental títulado «Extraordinary Bodies» como el luchador de MMA Dean Garnett buscaba perder cerca de 6 kilos en tan solo una noche. Se lo muestra inconsciente, durmiendo tapado con varios acolchados y masticando hielo como «alimento». Pasó el pesaje y también se muestra el lado contrario, la desesperación por ganar peso en las siguientes 24 horas para llegar con energía a la lucha, un proceso igual de malo que el anterior.
¿Cuál podría ser una solución para haber prevenido estas tres muertes (y las muchas otras que pueden suceder)? Quizás lo que plantea el ex boxeador argentino no está tan errado, aunque en algunas ocasiones los pesajes en ligas inferiores ya se producen el mismo día que las peleas. Tal es el caso de Jordan Coe, que falleció horas antes del combate.
Lo ideal en cierto caso sería prever para evitar. Que las propias organizaciones o entidades regentes tomen más en serio su trabajo y hagan un seguimiento de la preparación de cada púgil para cada combate en particular. De esta manera en caso de haber alguna conducta peligrosa, por el equipo o por el mismo peleador, sancionarla monetariamente o hasta con la propia prohibición de la velada.
Trampa va a haber, siempre hay. Pero si la propia trampa puede provocar la muerte, el deporte tiene que tomar cartas en el asunto.