jueves, 19 septiembre, 2024

Monseñor Canecin acompañó a los peregrinos y devotos de la Cruz Gil

En el día de la Exaltación de la Cruz, el obispo diocesano, monseñor Adolfo Canecin, rezó un responso en el predio de la Cruz Gil y encabezó una procesión hasta el sitio donde se construye el templo dedicado a la Santísima Cruz, en las cercanías de la localidad de Mercedes.

Este templo es propiedad del obispado de Goya, y allí presidió la celebración eucarística, concelebrada por el presbítero Ramón Felipe Espinoza.

Durante la homilía, el obispo recordó el mensaje personal que el Papa Francisco les transmitió el 6 de septiembre de 2015, cuando monseñor Canecin lo visitó en la Casa Santa Marta, en Roma. En esa ocasión, el Papa hizo un llamado a orar por los difuntos, recordando que esto es una obra de misericordia.

En consonancia con esa recomendación, la Diócesis de Goya, con la aprobación de monseñor Ricardo Faifer, publicó un novenario. Siguiendo esa línea, monseñor Canecin destacó que esta obra es una «ayuda pastoral» para fortalecer la fe y la oración. Los autores de este novenario fueron el Padre Julián Zini, Vicario Episcopal para la Cultura de la Diócesis de Goya, y el presbítero Luis María Adis, Vicario General de la Diócesis, ambos ya fallecidos.

En la novena se subraya que “cada vez que un cristiano se santigua haciendo la señal de la cruz sobre su cuerpo, o al tocar la cruz buscando gracia, está profesando su fe en Jesucristo crucificado y resucitado, quien es nuestro Mediador supremo entre Dios y los hombres”. Asimismo, se exhorta a los fieles a que la devoción a la Cruz Gil se enfoque en la Cruz de Nuestro Señor Jesucristo y no en el difunto.

Monseñor Canecin animó a “acoger y acompañar” a los peregrinos y devotos en este santuario de la Cruz Gil. “Hermano, la cruz sintetiza toda la fe cristiana», expresó el obispo, invitando a ver la Cruz Gil como una «expresión de religiosidad popular» y un “lugar teológico”, es decir, un espacio donde los fieles pueden encontrarse con Jesús, con Dios, y también con el prójimo, especialmente con los más pobres.

El obispado de Goya adquirió un terreno donde se está construyendo un templo dedicado a la Santísima Cruz, concebido como un “espacio de serenidad, silencio y oración, que favorezca una experiencia de fe en el encuentro con Jesucristo, quien nos amó y se entregó por nosotros en la Cruz”.

Finalmente, monseñor Canecin impartió su bendición, invocando la intercesión de la Virgen de Itatí para todos los peregrinos presentes.

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