La intención del Gobierno de juntar consensos en el Congreso para reactivar el proyecto de privatizar (una vez más) a Aerolíneas Argentinas deberá pasar necesariamente por el trámite de revisar en detalle los números de la línea aérea estatal.
Desde que en julio de 2008 fue reestatizada, tras 18 años (1990-2008) en manos privadas, Aerolíneas le demandó al Tesoro argentino subsidios para poder sostener su operación. Si bien se trata de una empresa con un importante nivel de facturación (entre 1.500 y 2.000 millones de dólares por año), sus ingresos nunca terminan de cubrir sus gastos.
La información más reciente sobre las cuentas de la empresa acaba de ser publicada por la Secretaría de Hacienda del Ministerio de Economía. Una vez más, los números en rojo son fuertes, aún antes de la ola de paros y «asambleas informativas» que vienen afectando la operación de Aerolíneas desde mediados de agosto.
El informe “Ejecución presupuestaria de empresas públicas no financieras” elaborado por la Subsecretaría de Presupuesto de la Oficina Nacional de Presupuesto consigna que Aerolíneas tuvo ingresos acumulados, en los primeros seis meses del año, por casi 820.000 millones de pesos, contra gastos por $1,055 billón, con un déficit operativo de poco más de $235.000 millones.
Tomando un tipo de cambio promedio para el período de 860 pesos por dólar, el déficit del primer trimestre según el informe de Hacienda equivalió a un rojo de US$ 273 millones.
“Surge un importante aumento en los ingresos corrientes y en mayor medida de los gastos corrientes. Esto se debe al aumento de los ingresos de operación obtenidos por la venta de pasajes internacionales y nacionales», consignó el informe, fechado al 30 de junio.
«Asimismo, cabe destacar que la empresa recibió $ 58.732,7 millones por parte del Tesoro Nacional, los cuales serán destinados a un plan de reducción de personal”,
En las semanas que siguieron, Aerolíneas informó que esos fondos especiales fueron destinados a un plan de 1.500 retiros voluntarios y jubilaciones anticipadas tras el cual “vamos a concluir el año con una nómina cercana a los 10.400 empleados, un 13% menos que a fines de 2023”.
Desde la línea área que preside Fabián Lombardo señalaron que durante el primer semestre Aerolíneas perdió plata, pero no tanta como indica el informe de Hacienda.
“Hasta el momento, la pérdida del resultado operativo fue de 84 millones de dólares”, dijeron fuentes de la empresa.
¿Por qué una diferencia tan importante? Según las fuentes de Aerolíneas, el informe de Hacienda es realizado a precios corrientes, sin tener en cuenta la inflación ni el salto del tipo de cambio que hubo en diciembre tras la devaluación dispuesta por el Gobierno.
“El cuadro de Hacienda no está ajustado por inflación, ni por el tipo de cambio”, señalaron.
Lo cierto es que en lo que va del año, Aerolíneas disminuyó drásticamente los pedidos de fondos al Tesoro, y también había recibido una menor cantidad de aportes durante 2023, en el último año de gestión a cargo de la agrupación La Cámpora.
Desde Aerolíneas aseguraron que el déficit de US$ 84 millones de este año contrasta contra el rojo de US$ 295 millones que la empresa tuvo en el primer semestre del año pasado.
“Tuvimos una mejora de 72% respecto al año pasado”, agregaron.
Según el portal Chequeado.com, entre 2009 y principios de 2023 el Tesoro había transferido a la línea aérea el equivalente a 7.500 millones de dólares, tomando el tipo de cambio oficial al momento de cada erogación.
En 2023 esas erogaciones del Tesoro disminuyeron, pero por motivos financieros y no necesariamente por una drástica mejora operativa.}
Por un lado, Aerolíneas emitió un bono por 100 millones de dólares, que fue suscripto en parte por la Anses. Además, el Gobierno autorizó a las aerolíneas locales a liquidar los dólares facturados en el exterior en el mercado del “dólar MEP”. De esa manera, Aerolíneas se benefició de la venta de sus pasajes internacionales con una importante diferencia cambiaria que le permitió amortiguar parte de su déficit.
Esa ventaja generada a partir del cepo sigue vigente durante el gobierno de Milei, si bien la devaluación achicó la brecha entre el dólar oficial y los dólares financieros. Aun así, la diferencia cambiaria (pagar importaciones de bienes y servicios al dólar oficial y cobrar los dólares del exterior a precio MEP) sigue operando como un eficiente amortiguador a la hora de pedir fondos al Tesoro.