domingo, 22 diciembre, 2024

Victoria De Masi: Si Karina Milei habla se cae el mito porque no hay mucho para escuchar

-¿Karina Milei genera temor?
-Sí. En la experiencia de producción y de escritura del libro me encontré con muchas fuentes, algunas de ellas muy cercanas a los hermanos Milei, que me hablaban de miedo, respeto, lealtad y en algunos casos tres de esos elementos combinados. La lealtad es, por carácter transitivo, a Karina y por ende a su hermano. Respeto, porque es una figura muy avalada por el Presidente: el último ejemplo es el agradecimiento que él le hizo por cadena nacional. Y miedo, porque su manera de operar dentro de La Libertad Avanza (LLA) es a través de una red de bendiciones personales. No hay conversación ni negociación en LLA, es todo mucho más sencillo pero mucho más peligroso: si tenés la bendición personal de Karina, vas a tener asegurada tu permanencia dentro del partido y posiblemente tu ascenso. Pero si a Karina no le cerrás, vas a estar fuera de la estructura.

-¿Por qué ella no confía en nadie y la ‘mesa chica’ de Milei es tan reducida?
-Porque para Karina todo es una amenaza, todo está puesto a su alrededor para entorpecer o complicar el nombre de su hermano o el proyecto político de LLA. Ahí está su rusticidad y su poco entrenamiento político, porque si bien es la figura más preponderante después del Presidente, llegó ahí sin tener conocimiento sobre muchas cosas, mucho menos sobre el Estado, o por ejemplo cómo se negocia en la política, cómo se rosquea. Su ignorancia sobre las dinámicas de la política y el engranaje político hacen que los hermanos se pongan en una posición de defensa y piensen: ‘todo lo que no me demuestres con un gesto o una palabra que es a favor de mi proyecto es una amenaza y por lo tanto no lo quiero’.

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-¿Cómo construye poder la hermana del Presidente?
-No lo hace sola, tiene como laderos a Martín y a Lule Menem, a Sebastián Pareja y tiene a las organizaciones juveniles libertarias de su lado. También tiene un alfil en la legislatura porteña y a su armador en la provincia de Buenos Aires, pero lo hace a cuenta del apoyo que le dan estas personas, que son muy nuevas en LLA. Por ejemplo, Martín Menem, cuando compitió por la gobernación de La Rioja el año pasado quedó tercero y no llegó a los 10 puntos. Ramiro Marra fue corrido por Karina y puso en su lugar a Pilar Ramírez, una mujer a la que conoció en una cena en la que Javier quería conocer empresarios. Esas son sus maneras de construir poder: quedar de casualidad al lado de alguien en una silla o pegar buena onda. Si esa persona le sirve y piensa que no la va a traicionar, entonces la pone en un lugar e estratégico en determinada estructura.

-En una nota dijiste que “si Karina habla, se desmorona el mito”. ¿Cómo se arma el mito de la hermana del presidente?
-Hay mucho que es suyo, otro tanto que hicimos los periodistas y las periodistas y mucho que aporta su hermano. Y también están las redes sociales. Karina es la primera constructora de su mito porque es alguien que decidió permanecer detrás de cámara. Mientras su hermano no paraba de hablar en la televisión y el rating subía, porque a la tele le encantaba y evidentemente la gente lo miraba, Karina nunca quiso aparecer, salvo una vez: en el año 2016 cuando fue a concursar con sus padres y el perrito al programa de Guido Kaczka. Ese archivo se volvió un tesoro porque es la única aparición de Karina hasta que entró en política. Después, hay que mencionar las referencias que hace su hermano sobre ella permanentemente. Para Javier, Karina es una presencia constante, aun cuando no está presente. Es como como si él la tuviese cerca todo el tiempo.

-Inclusive con pocas imágenes hasta que se metió de lleno en política.
-Me pareció interesante la forma que tienen los reporteros gráficos de sacarle fotos a Karina y la edición que hacen los editores de los medios tradicionales. Karina, que siempre aparece mostrada en términos de la belleza hegemónica que se plantea el mercado del deseo, pero sin embargo nadie le pudo sacar una foto donde tuviese una cara normal. De hecho, en la editorial nos pasó algo raro con la foto de tapa del libro: es una foto tomada de agencia y cuando empezamos a ver qué opciones teníamos, nos costó mucho conseguir una foto donde no estuviera decididamente monstruosa. Es como que había un tratamiento de las fotos ligado al ogro, la bruja, el monstruo y a mí me interesó cómo desarmar eso porque acá viene lo otro: cuando vos escuchás hablar a Karina Milei, no hay mucho. Por eso se desarma el mito, porque es una persona a la que le cuesta mucho hablar en público y no viene con el don de la palabra, como tiene su hermano.

-También dijiste que Milei necesita a Karina para cosas esenciales de su vida. ¿A qué te referís?
-A cortarle la comida, a cuidar sus horas de descanso y que respete la enorme agenda de actividades que ella le va armando, a organizar su vida antes de la presidencia. Incluso antes de llegar a Diputados, de organizar el tema guardería para los perros, que no sé si son 4 o 5, a ser el puente entre Javier Milei y sus padres, a quien el Presidente llamaba sus progenitores y llevarlo a vivir a la casa de sus papás en la pandemia para evitarle el aislamiento, a tener control total sobre su tiempo y sus gastos, porque en un momento Javier despilfarraba mucho. Karina también se ocupó de ordenar su economía individual doméstica. Es bastante, ¿no?

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-¿Cómo es su relación con las mujeres que rodean al hermano?  
-En el libro está explicado cómo opera Karina en este entramado de mujeres que rodean al presidente. Ahora, por la cuestión coyuntural me interesa hablar de cómo Karina Milei despreció desde el principio a Victoria Villarruel, al punto de que la borró de la cúpula del gobierno. Vos fíjate que en la cadena nacional el dato es que faltaba alguien, faltaba Victoria Villarruel. Está bien que Milei es un líder carismático con un proyecto económico muy disruptivo, pero hubo mucho voto que cayó en LLA por la compañía de fórmula de Milei. Karina nunca la quiso, entonces se ocupó de ir limándola todo el tiempo que pudo, desde 2021 hasta ahora. En aquella época le pasaba mal los horarios de las actividades de campaña de LLA para que llegara o más temprano o más tarde. Es una forma muy rudimentaria de establecer el poder, ¿no? Cuando Karina decide repartir los despachos en Casa Rosada, ya que es un es una gestión que le corresponde a la Secretaría General de la Presidencia, a Villarruel le ofreció una oficina interna sin baño entre la sala de periodistas y el gremio de la UPCN, que son los empleados estatales que están en Casa Rosada. Pretendía que Villarruel saliera al baño para que le agarrara un periodista o un empleado le hiciera un reclamo. Con esa maniobra, Karina le quiso decir que no era bienvenida en Casa Rosada. Podemos hablar de la cuestión de género pero me parece que lo más interesante es la manera que tiene de demostrar poder una tipa que nunca hizo política.

-¿Sin Karina habría Milei presidente?
-No, imposible. Javier Milei apenas puede con él. Necesita al lado a una mujer como Karina que organice el mundo en el que vive. Y, además, para Javier, Karina es su primera validación. O sea: Milei quiere ser famoso, influencer, él se considera a sí mismo un revolucionario, pero la primera mirada validadora de esa autopercepción es su hermana. Como su hermana lo mira él siente que es alguien en el mundo, que tiene una misión, un proyecto. Es imposible que Javier Milei se haya construido de la manera que se construyó, en el poco tiempo que lo hizo, sin su hermana.

-¿Qué repercusión hubo en el gobierno tras la publicación del libro?
-La tapa del libro se filtró y empezó a circular en grupos de WhatsApp diez días antes de la presentación y recién ahí se pusieron en contacto. En Casa de Gobierno todos sabían que yo estaba trabajando en este libro, pero como Karina nunca me iba a dar la nota, estimo que pensaron que al libro no lo iba a escribir. Es algo medio pavo, es no tener entrenamiento mediático o roce con periodistas. Recién cuando subí la tapa a X desde vocería me preguntaron: “che, ¿y esto?” Y yo les respondí: “bueno, salió”. Nueve días después me pidieron ver el libro, pero ya estaba a la venta, por lo que vi muy tentada a decirles “chicos, vayan a comprarlo”. Te fui a contar que estaba laburando en esto, no me escuchaste y ahora te morís de ganas de saber, por qué no te interesó saber antes.

-¿Recibiste algún tipo de presión?
-No, ni tampoco ningún tipo de comentario negativo, nadie me complicó el laburo. Yo trabajé con mucha libertad y hasta ahora no tengo comentarios, ni buenos ni malos, ni aprietes, ni agradecimientos. Karina Milei tiene el libro porque la editorial le mandó un ejemplar, pero lo puede comprar en cualquier librería por 25.000 pesos.

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