En los Andes, el cuy ha estado presente desde tiempos prehispánicos, consolidándose como una fuente de alimento fundamental. Su crianza, inicialmente en comunidades rurales, se convirtió en un componente esencial de la dieta y la cultura andina. Con el paso de los siglos, este animal dejó de ser solo un sustento doméstico y pasó a ocupar un lugar en la gastronomía nacional, ganando reconocimiento por su valor nutricional y sus beneficios para la salud.
El consumo de cuy no solo es un acto cotidiano en muchas regiones del país, sino también un reflejo de la identidad peruana. Su preparación varía según la región y las costumbres locales, pero mantiene una importancia económica y social para miles de productores. El desarrollo de nuevas razas impulsó su comercialización, asegurando carne de mayor calidad y mejorando los índices productivos en el país.
El Instituto Nacional de Innovación Agraria (INIA) desarrolló tres razas de cuy con características específicas para mejorar la producción:
- Andina: Destaca por su alta prolificidad, es decir, un mayor número de crías por parto. Posee una buena capacidad materna y altos índices productivos.
- Perú: Se distingue por su mayor peso y desarrollo muscular. Es precoz y eficiente, alcanzando el kilogramo de peso vivo en ocho semanas.
- Kuri: Presenta una alta capacidad reproductiva y llega al kilogramo entre las ocho y nueve semanas. Su peso es superior en 19.3 % respecto a la Andina y el tamaño de camada es un 13.5 % mayor frente a la raza Perú.
Estos avances han permitido optimizar la crianza de cuyes y consolidar su presencia en el mercado, garantizando una carne de mejor calidad para el consumo humano.
El cuy es una fuente de proteína con bajos niveles de grasa, lo que lo convierte en una opción ideal dentro de una dieta equilibrada. Su carne aporta calcio, fósforo, zinc y hierro, siendo este último esencial en la lucha contra la anemia, especialmente en la población infantil.
Según el Centro Nacional de Alimentación y Nutrición del Instituto Nacional de Salud (INS), el cuy contiene un 20,3 % de proteínas y solo un 1,6 % de grasa, además de ácidos grasos esenciales como Omega 3, 6 y 9. “No solo es delicioso consumir el cuy frito, sino que es altamente saludable probar el cuy en sus distintas alternativas de platos. Hoy en día existe una amplia variedad de presentaciones gastronómicas con base en la carne de cuy y el objetivo es aprovechar todo su potencial nutricional”, señaló Milagros Alarcón, gerente general de Tu Cuy para Infobae Perú.
El informe técnico del INIA también ha determinado que la piel del cuy contiene un 32,2 % de proteínas, lo que la convierte en una opción nutritiva dentro de la gastronomía peruana.
Estudios demostraron que el cuy posee una enzima conocida como asparaginasa, que contribuye a reducir la proliferación de células tumorales. “El cuy es excelente también para fortalecer el sistema inmunológico, a tal punto que es el primer alimento recomendado por especialistas para la prevención y tratamiento del cáncer. Ello debido a que contiene una enzima conocida como asparaginasa, que es un protector natural frente al cáncer, dado que ayuda a reducir la proliferación de células tumorales”, destacó Alarcón.
Además de sus beneficios en la prevención del cáncer, el cuy combate la anemia y la desnutrición crónica infantil en el país. Su consumo es recomendado en diversas preparaciones como guisos, horneado o adobo. Sin embargo, cuando se cocina a la parrilla, pierde el 60 % de sus vitaminas, por lo que se sugiere optar por métodos de cocción que preserven sus propiedades nutricionales.
El Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (Midagri) estableció en 2013 el segundo viernes de octubre como el Día Nacional del Cuy, con el propósito de reconocer su importancia en la cultura y economía peruana. Más de 800 mil criadores y pequeños productores se benefician de esta actividad, lo que resalta la relevancia de este animal en el desarrollo rural del país.