Pretty Woman, la comedia musical que también fue película y elevó a la condición de megaestrellas a Julia Roberts y Richard Gere, tuvo su estreno en la Argentina este martes 3 de junio, en el Teatro Astral, con Florencia Peña y Juan Ingaramo en los roles principales.
Y si el título de esta nota te parece un despropósito o algo exagerado, puedo decirte que no y puedo exponer las razones de por qué Florencia Peña resulta mejor que Julia Roberts, al menos para el público argentino
Peña, en su rol de protagonista absoluta -algo a lo que ya está más que acostumbrada luego de Cabaret y Mamma Mía!, por dar dos ejemplos recientes-, actúa muy bien, canta y baila bien, pero, esencialmente, ya está instalada en la gente: el público le cree, va a verla a ella y la disfruta de principio a fin. Con un gesto o una breve acotación hace reír.
La trama es conocida. Un multimillonario (Ingaramo) contrata a una prostituta (Peña) para que lo acompañe durante seis días que debe estar en Hollywood por negocios. Lo que comienza como una transacción deriva en comedia romántica.
Florencia Peña tiene carisma y presencia. Sólo verla aparecer en escena provoca aplausos. No dijo una palabra, no cantó una sola nota y ya la aplaudieron: eso no lo logra cualquier actor o actriz. Y ni siquiera se esfuerza, como otros capocómicos -se me vienen a la cabeza Alberto Olmedo o Guillermo Francella, con quien Florencia trabajó tanto en Poné a Francella y Casados con hijos- con romper la «cuarta pared».
En las dos horas diez que dura el espectáculo, no necesita dirigirse directamente a la platea. Los chistes que hace sobre sí misma o sobre lo que pasa en las tablas del Astral -breves, pero muchos, esos en los que se diluye la distancia entre Vivian Ward, su personaje de ficción, y la Florencia que conocemos todos- son lanzados dentro del guion.
Aunque se refiera a la diferencia de edad entre ella e Ingaramo (o entre Ward y Edward Lewin, el personaje del cantante y actor cordobés) o al «me voy a quedar en tetas», que grita en medio de una muy precisa coreografía de ballroom, en la que la llevan de aquí para allá, la levantan, la dan vueltas y sale -a propósito- despeinada y desorientada por el foro.
Aquí hay que destacar entonces la marcada dirección de Ricky Pashkus. No sólo hay que lidiar -aunque sea en los mejores términos- con las expectativas, deseos y exigencias de una diva, sino también con los nervios de un debutante en la comedia musical como Ingaramo y, por supuesto, con el numeroso staff que sube al escenario (25 personas en total, más la banda en vivo compuesta por cinco músicos). Punto, puntazo para él.
Juego en equipo
Florencia Peña sabe cómo cargarse una producción al hombro, pero también cómo repartir el juego. En Pretty Woman es la protagonista absoluta (no en vano el título es Mujer Bonita), pero está sólidamente respaldada por un elenco que tiene a parte de los mejores representantes de la comedia musical argentina.
Rol por rol, Alejandra Perlusky en el papel de Kit de Luca, la prostituta protectora y amiga de Peña, se luce en varios pasajes con una voz que alcanza altísimos agudos, pero que cuando baja la tonalidad encuentra un hermoso color blusero.
Walter Canella, como Thompson, el regente del hotel donde van los protagonistas, hace todo bien: baila, actúa, canta (hasta se anima a un aria de ópera) y gesticula con muchísima gracia. Lo mismo que Mariano Magnífico, como Giulio, el botones del hotel, que además de las inmensas cualidades para la comedia musical, demuestra un histrionismo pocas veces visto y logra muy rápidamente empatía con el público. Realmente, le hace honor al apellido.
También se destacan Alfredo Staffolani, como el pragmático abogado de Ingaramo, y Mariano Condulucci, como Happy Man, algo así con el maestro de ceremonias de la puesta.
Pero nadie desentona -literalmente-: todos cantan y bailan muy bien, las coreografías son coloridas, cuidadas y enérgicas. Son muchísimos para destacar, pero no podemos nombrar a todos. Nos quedaría, sí, Evelyn Basile, que cantó parte de La Traviata de Giuseppe Verdi con total afinación y entrega.
En cuanto a Juan Ingaramo, mucho más conocido por su condición de cantante -que fue del indie al cuarteto y sigue su búsqueda-, irá construyendo su camino en la comedia musical. Voz y talento no le faltan, pero no está claro si este es su mundo. Aún falta que se largue, que sus entradas a las canciones sean más nítidas y que levante su voz y su actuación por encima del resto. Pero era el estreno, repetimos, y hay mucho camino por recorrer.
Como lsí evanta la voz (y la platea) Florencia Peña en No hay vuelta atrás, uno de los temas más potentes del espectáculo, en el que también sobresale la banda en vivo (dos pianos, guitarra, bajo y batería) dirigida por Pablo Citarella.
No contaremos el final de la historia (se lo imaginan), pero sí diremos que termina en una fiesta, con Pretty Woman, el tema que popularizó Roy Orbison. Y también diremos que vale la pena ir al Astral para ver esta comedia musical, porque Florencia Peña se luce y mucho -más que Julia Roberts-, y tiene también un elenco que la respalda en todos los aspectos.
Video
El final de “Pretty Woman”
Ficha
Pretty Woman
Calificación: Muy bueno
Libro: Gary Marshall y J. F. Lauton Música y letras: Bryan Adams y Jim Vallance Producción original de Broadway y coreografía: Jerry Mitchell Dirección: Ricky Pashkus Con: Florencia Peña, Juan Ingaramo y elenco Teatro: Astral (Corrientes 1639, CABA).