miércoles, 24 septiembre, 2025

Nación elimina retenciones a granos y carnes en una apuesta de corto plazo

En una jugada de alto voltaje político y económico, el Gobierno anunció este lunes la eliminación total y temporal de las retenciones a la exportación para todos los granos, sus subproductos y las carnes bovinas y avícolas. La medida, oficializada mediante un decreto en el Boletín Oficial, regirá hasta el 31 de octubre o hasta que se alcance un cupo de liquidación de 7.000 millones de dólares.

La decisión busca, según explicó el vocero presidencial Manuel Adorni, «generar una mayor oferta de dólares» para descomprimir la tensión sobre el tipo de cambio y fortalecer las alicaídas reservas del Banco Central. Para acceder al beneficio, los exportadores deberán liquidar las divisas obtenidas en un plazo máximo de tres días hábiles.

Esta «ventana» de retenciones cero es un fuerte guiño al sector agropecuario, un actor clave en la economía argentina y un viejo reclamante de la eliminación de estos derechos de exportación. Sin embargo, la transitoriedad de la medida, en la antesala de las próximas elecciones, generó un abanico de reacciones que van desde el alivio del campo hasta la crítica de la oposición, que la tildó de «electoralista».

Alivio para las reservas, costo fiscal y dudas en las góndolas

La drástica medida económica anunciada por el Gobierno genera un complejo escenario con potenciales beneficios en el frente cambiario pero con significativos costos y riesgos en otras áreas. A continuación, un análisis del impacto esperado en la economía general y en el bolsillo del consumidor.

Un «puente» de dólares a alto costo

El objetivo primordial es claro: frenar la sangría de reservas del Banco Central y estabilizar el dólar. Al eliminar las retenciones, que para la soja eran del 33%, se incentiva a los productores a vender la mercadería retenida, acelerando el ingreso de divisas. Analistas estiman que el sector agroexportador tiene en su poder un importante stock de granos y que la medida podría, efectivamente, cumplir su meta de corto plazo.

Sin embargo, este «puente» de dólares hasta las elecciones tiene un costo fiscal considerable. Las primeras proyecciones de consultoras económicas y del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF) estiman que el Estado dejará de recaudar entre 1.400 y 1.800 millones de dólares. Esta cifra representa casi la mitad del superávit financiero proyectado para este año, lo que pone una presión adicional sobre las metas fiscales acordadas con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

La apuesta del Gobierno es que el efecto estabilizador sobre el dólar y la actividad económica compense la pérdida de recaudación. No obstante, economistas advierten sobre el riesgo de que, una vez finalizado el beneficio, se produzca un nuevo «parate» en la liquidación, generando un efecto rebote.

Consumo: ¿Subirán la carne y el pan?

La pregunta que resuena en la calle es cómo impactará esta medida en los precios de los alimentos. La eliminación de retenciones mejora el precio que recibe el exportador, alineando los valores internos con los internacionales. Esto, en teoría, podría ejercer una presión alcista sobre los precios de consumo local, especialmente en productos derivados como la carne, el pollo y el pan.

Sin embargo, especialistas del sector agropecuario, como los de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA), han señalado que el impacto debería ser acotado. Argumentan que el costo del grano (trigo o maíz) representa una porción minoritaria en la estructura de costos del pan o la carne, donde inciden mucho más otros factores como la logística, la energía, los salarios y la carga impositiva en el resto de la cadena.

Estudios previos sobre el tema indican que el efecto podría ser de un aumento marginal y por única vez. Un análisis de la consultora Chequeado, basado en datos de FADA, estimó que una quita de retenciones podría traducirse en un aumento del 0,8% en la carne bovina y el pan.

En resumen, la medida es una apuesta de corto plazo: busca un rápido ingreso de dólares para sortear la turbulencia cambiaria preelectoral, a costa de un sacrificio fiscal importante y un impacto incierto, aunque probablemente leve, en los precios que pagan los consumidores en el supermercado. La efectividad y las consecuencias a mediano plazo de este «dólar campo» sin retenciones se verán con claridad una vez que la ventana de oportunidad se cierre el 31 de octubre.

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